
Las plataformas se convirtieron en los principales canales de participación política. En la actualidad, es común recibir o compartir información de conocidos y desconocidos a través de Facebook, Twitter y WhatsApp. Es así, también, que resulta fácil conectar digitalmente a votantes y políticos. Esto, por un lado, puede resultar beneficioso al permitir que más candidatos puedan expresar sus ideas y, de esa forma, activar el apoyo político. Pero, por otro lado, estos sitios también pueden facilitar la difusión de fake news. Mientras se avecinan las elecciones presidenciales en la Argentina, cabe preguntarse: ¿cómo se vinculan la política y las redes sociales?
Hoy, los partidos y sus representantes tienen perfiles en todas las redes sociales y los utilizan para difundir sus ideas. De esta manera, pueden llegar a más público y, potencialmente, convencer a más electores, aprovechando la capacidad de segmentación que tienen las plataformas. Así, adaptan sus mensajes de campaña, según las características de la audiencia, para acercarse a los votantes, quienes por esto los perciben más cercanos.
Por otra parte, los usuarios también son más activos, saben y eligen dónde informarse, y, por eso, buscan lo que les interesa. Las personas con un perfil pueden crear y difundir sus opiniones. Muchas veces, también, tienden a compartir las informaciones que más apoyen sus ideologías políticas y formas de pensar sin, a veces, corroborar si son verdaderas.
Un caso ejemplar del poder de las plataformas en el contexto electoral son las recientes campañas en Estados Unidos. Allí, el exmandatario Barack Obama fue uno de los primeros en utilizar las redes sociales como medio para la propaganda política en las elecciones presidenciales de 2008. Él advirtió la utilidad de estos sitios como herramienta para conectar de manera más cercana con las personas. Esto lo consiguió no solo por compartir sus propuestas políticas sino también sus aficiones y temas de vida personal.
En las elecciones de 2016, una de las claves para el triunfo del expresidente Donald Trump fueron también las plataformas. Según un informe del portal Wired, el empresario habría invertido 70 millones de dólares en estrategia digital. Sin embargo, aquella campaña electoral estuvo marcada por un grave escándalo ya que se acusó a Facebook de compartir datos de sus usuarios con terceros, incluyendo a la consultora británica Cambridge Analytica. Esta consultora, se sospecha, habría utilizado información personal de los usuarios para beneficio de la campaña de Trump.
Además, sobre esa elección presidencial también hay acusaciones de una supuesta interferencia rusa. Según la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos, el presidente Vladímir Putin ordenó una campaña de influencia en 2016 que tenía como meta denigrar a la rival electoral de Trump, Hillary Clinton, y perjudicar su electabilidad. Los agentes rusos, así, usaron todas las grandes redes sociales para suministrar mensajes persuasivos, que también estaban diseñados según los intereses de los votantes con el fin de ayudar al empresario y dirigente republicano.
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