Todo lo que no sabés sobre Franco Colapinto: ¡Conocé todos los detalles!

La historia de Franco Colapinto está llena de detalles poco conocidos que ayudan a entender por qué su llegada a la Fórmula 1 no fue producto del azar ni de un golpe de suerte, sino de una perseverancia inquebrantable, marcada por el sacrificio personal, la humildad y el acompañamiento constante de su familia y equipo cercano. Hoy, con solo 21 años, vive en Mónaco, forma parte del programa de Alpine y tiene un contrato de cinco años en la Fórmula 1, pero antes de alcanzar esta cumbre, recorrió un camino repleto de desafíos que lo formaron como deportista y como persona.

Desde muy joven, Franco supo con claridad lo que quería hacer con su vida, al punto de elegir una escuela técnica con ingreso “súper exigente, de miles de alumnos que se presentaban, pero después quedaban menos de cien chicos”, como relató su madre, Andrea Trofimczuk. Sin embargo, sus primeras competencias internacionales lo obligaron a dejar el Instituto de Techint y regresar al Colegio del Pilar, donde completó sus estudios años después. La decisión de irse a Europa con solo 14 años significó un desarraigo que aún recuerda con intensidad: “llegó a llorar” porque “fue que instalé con 14 años a un país que no conocía, gente que no conocía, estaba solo y con un idioma del que no tenía idea de cómo se hablaba”.

En esa etapa inicial en Italia, vivió en una fábrica de karting, rodeado de adultos, cocinando arroz con una pava eléctrica y sobreviviendo con monedas que recolectaba para comprarse frutas. Aunque contaba con tarjetas de crédito de sus padres, su madre destaca que “siempre fue un chico tan austero que nunca quiso complicarnos en nada que no gastaba. Es un chico que no se aprovecha de nada”.

El respaldo de su padre Aníbal fue total

Al punto de hipotecar su estabilidad económica para financiar la temporada 2019 en la Fórmula 4, gesto que Colapinto retribuyó con un campeonato brillante junto a sus actuales managers, María Catarineu y Jamie Campbell-Walter. María recuerda que “vi a ese niño humilde con una libreta que lo apuntaba todo y en carrera los destrozó a todos”, señal clara del potencial que vieron en él y que los convenció de dejar sus propios proyectos para acompañarlo.

Ni la pandemia fue un obstáculo para Franco, quien entre 2020 y 2022 siguió compitiendo en categorías promocionales sin respaldo nacional, sostenido por sponsors europeos gestionados por su equipo. En ese tiempo ganó en la Fórmula Renault, Eurocup y la Regional, incluso participando de competencias lesionado, como ocurrió en 2020 cuando, tras un accidente en bicicleta en Mónaco, compitió con la nariz fracturada y un ojo hinchado. “Me cosieron porque no paraba de sangrar, pero obviamente no me hicieron nada en la nariz”, relató, recordando que incluso fue operado sin anestesia porque “al otro fin de semana tenía otra carrera si me aplicaban anestesia iba a estar medio ‘bobo’ esa semana. Fue lo más doloroso que me pasó en mi vida”.

A partir de 2023, su crecimiento fue vertiginoso.

Ganó en Monza con una clavícula fracturada, se consolidó como uno de los mejores de la Fórmula 3 pese a no tener presupuesto para pruebas extra y fue convocado por Williams para su academia. Para subir a la Fórmula 2, fue clave el respaldo de sus fanáticos en redes sociales, que incluso atrajo la atención de Bizarrap, quien conectó a Colapinto con grandes empresas privadas argentinas. Ese empuje colectivo permitió su salto definitivo.

La victoria en Imola en 2024 fue un punto de inflexión.

A pesar de que no tenía garantizado el presupuesto para terminar el año, esa maniobra para superar a Paul Aron en Tamburello encandiló al jefe de Williams, James Vowles, quien decidió promoverlo como titular desde el Gran Premio de Monza. Desde entonces, su talento deslumbró en circuitos desconocidos, recibió elogios de Verstappen y Hamilton, y hasta Checo Pérez reconoció que “es difícil pasar a Colapinto”.

Con declaraciones auténticas como su espontáneo “qué olor a porro” en Las Vegas, tras un choque de más de 50 G, Colapinto rompió con los formalismos del paddock y trajo frescura a la categoría. Su padre, siempre presente, lo consoló como sólo un padre puede: “No fue tu culpa, relajate un poco. Comete una hamburguesa y largá un poco las barras de cereales”.

Su autenticidad, reflejada en gestos como tomar mate con bizcochos en boxes o preguntar humildemente “¿dónde puedo estacionar?” en los Premios Olimpia, lo mantuvo cercano a su gente. Fue el tercer piloto en ganar el Olimpia de Oro tras Fangio y Canapino, y abrió una nueva era de apoyo empresarial privado al automovilismo argentino, que lo tiene como referente absoluto.

Flavio Briatore, tras intensas negociaciones, logró sacarlo de Williams y colocarlo en Alpine con un contrato de cinco años. Aunque oficialmente se anunció por “cinco carreras”, todo indica que Franco Colapinto regresó a la Fórmula 1 para quedarse.

Escrito por Desde Matanza

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