La inspección se llevó a cabo en las últimas semanas de julio, en Caseros, Castelar, Ituzaingó, Morón y San Martín.
Durante la fiscalización, los inspectores del organismo que conduce Carlo Castagneto relevaron en total a 49 trabajadores con el fin de verificar su situación registral. La extensión de las jornadas laborales y la realización de los aportes y contribuciones previsionales, informó la AFIP en un comunicado.
En ese marco se constató que 27 empleados no estaban declarados; 13 no contaban con el alta temprana y 9 declararon haber ingresado a trabajar durante el mes en curso. A partir de los datos recopilados, la AFIP determinará el pago de los aportes y contribuciones omitidos por las cervecerías, junto con la multa correspondiente.
Complementariamente, los trabajadores precarizados de las instalaciones deberán ser registrados de manera correcta.
Cervecerías artesanales, un fenómeno que no deja de crecer
Las cervecerías artesanales tuvieron su auge de crecimiento desde 2015 hasta antes de la pandemia. Luego del encierro por el coronavirus muchas cerraron o la inauguración de las mismas se vio ralentizada. Todas comparten aspectos en común: diseños más juveniles, nombres de cervezas desconocidas junto a una gran variedad, sus menús van de pizzas hasta hamburguesas sin muchas variaciones.
A todos esos elementos, se le suman los empleados y su trabajo. Cualquier persona que haya ido a un bar o cervecería un día de semana o fin de semana, sabe que las condiciones de los mismos son muy complicadas. Trabajan múltiples horas con pocos descansos, muchos tienen pocos días de franco o ni tienen, además de que tienen que tratar con personas todo el tiempo. Sin embargo, no es su culpa, los trabajadores acceden a esos empleos sabiendo lo que puede conllevar y no se los puede criticar por esa razón. Ninguno sabe la situación de una persona ajena y porque hace lo que hace.
Fuente: Télam