COLUMNA #PolíticaDeManual
El factor más acuciante de la gestión del presidente Alberto Fernández, la economía, enfrenta filas en el gobierno, en el marco de las políticas que impulsa la Casa Rosada en conjunto con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Mientras el organismo crediticio advierte que no flexibilizará las metas financieras del programa, incrementan los cuestionamientos del kirchnerismo al equipo de Hacienda nacional, con el ministro Martín Guzmán a la cabeza. ¿Peligra el 2023 o “un carajo está perdido”?
Un mal rendimiento económico conlleva un mal rendimiento electoral según marca la experiencia inmediata del oficialismo, que recibió un amplio castigo en 2021 a manos del “voto bolsillo”. Seis meses y un acuerdo con el FMI más tarde, los índices inflacionarios sufrieron una vertiginosa disparada y parecen escapar al control del Ejecutivo. La suba de precios de 6,7% registrada en marzo es la prueba más fuerte de ello y dispara las críticas en el gobierno.
“A Martín Guzmán no lo votó nadie”, apuntó ayer en Radio AM 350 el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense Andrés “Cuervo” Larroque. En tanto cofundador de La Cámpora y, por consiguiente, alfil del kirchnerismo duro, las declaraciones del dirigente provincial adquieren mayor trascendencia. “En 2021 hubo un veredicto de su política. Podemos seguir haciéndonos los tontos y fingiendo demencia, pero sepamos que la gente está de por medio”, agregó el funcionario.
Pese a los displaceres procedentes del sector comandado por la vicepresidenta Cristina Kirchner, el equipo que lidera Guzmán y complementan otros ministros del área económica permaneció prácticamente inmutable desde 2019. Pero cerca ya la primera revisión del FMI al cumplimiento del programa de Facilidades Extendidas, el Palacio de Hacienda juega su reputación en un paquete de medidas que, amén de su impacto económico, tiene el potencial de calmar las aguas en el plano político.
La advertencia del FMI: gobierno y economía
Los plazos estipulados según el acuerdo que firmaron el gobierno nacional y el Fondo en marzo anticipan para mayo su primera instancia de revisión. Sobre ella dialogaron esta semana Guzmán y la titular del organismo multilateral Kristalina Georgieva en Washington. Tras las reuniones, la cartera argentina dejó conocer que espera superar la inspección sin grandes dificultades. Incluso el ministro aseguró a Infobae que hay un “sobrecumplimiento” en materia de emisión monetaria.
Ahora bien: aunque Guzmán confía en que “en el primer trimestre estamos en línea con lo planeado” para la revisión, también admitió que busca “recalibrar” ciertos aspectos del programa. En concreto, pretende una “repriorización por la guerra” entre Rusia y Ucrania, que afectó los precios de “metales, alimentos y energía” a nivel mundial. No obstante, más allá de cierta contemplación, “los objetivos no serán cambiados”, según avisó este martes el propio FMI.
“El programa fue aprobado y ahora tenemos que ver la implementación”, consideró desde Washington el director del organismo para el Departamento del Hemisferio Occidental Ilan Goldfajn. Si bien Guzmán auspicia una primera revisión favorable, tanto el ministro como Georgieva coinciden en la urgencia de recobrar el control sobre la inflación; variable que el FMI predijo en un rango de entre 38% y 48% anual, pero que las estimaciones privadas dan en torno al 60%.
Para atacar la suba de precios, así como para hacerse de dólares en el marco del programa, el gobierno anunció recientemente dos proyectos económicos que contarían con el apoyo del FMI. Primero, la iniciativa sobre “dólares fugados” plantea generar un fondo a partir de divisas en el exterior no declaradas, y ya ingresó al Congreso. Por su parte, el impuesto a la “renta inesperada” busca gravar a las empresas de mayores ingresos con un tributo extraordinario vía ganancias.
La pelea por el rumbo: el qué y el quién FMI Gobierno Economía
Por lo pronto, ambos proyectos tendrían el respaldo global del Frente de Todos; no así de Juntos por el Cambio, que adelantó su rechazo a las dos propuestas, lo que indefectiblemente trabará su recorrido por el Congreso. Dicho esto, el apoyo oficialista no se traduce en un borrón y cuenta nueva para Guzmán, cuya figura continúa bajo la lupa del kirchnerismo. Así lo confirman las duras críticas vocalizadas esta semana por el “Cuervo” Larroque.
Antes del acuerdo con el FMI, los primeros señalamientos al Palacio de Hacienda como el responsable del devenir electoral del gobierno se remontan a septiembre de 2021, cuando, días después de la derrota en las primarias y por medio de una carta pública, Cristina Kirchner pidió al presidente “relanzar su gobierno y sentarse con su ministro de Economía” ; aunque en la misma misiva la exmandataria negó haber requerido la renuncia de Guzmán.
Las críticas se replicaron en boca de diversos referentes del kirchnerismo hasta las declaraciones del Larroque. Además, su peso llevó al nombramiento del secretario de Comercio Interior Roberto Feletti en medio de una ola de cambios en el gabinete postelectoral. Aunque el funcionario subordina sus funciones al titular de la cartera de Hacienda, destaca por gestión y nombre propio como la encarnación kirchnerista en el ministerio.
Sin perjuicio de ello, el albertismo aún domina en los cargos de economía. La tríada que compone Guzmán junto a los ministros de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y de Trabajo Claudio Moroni congrega a las carteras más fuertes del área, y no sufrió cambios desde que el presidente la designara en 2019. Por ahora la pulseada beneficia a Fernández en los nombres, pero los resultados perjudican al gobierno. ¿Cuándo, si es que sucede, desembocarán las críticas en un cambio de nombres?
¿Peligra el 2023 o “un carajo está perdido”?
Al final del túnel, la meta que se yergue a dieciocho meses del fin del mandato presidencial es la reelección en 2023. Los dichos de Larroque lo ponen en cuestión como objetivo máximo: “Los costos los pagamos todos, porque venimos de una derrota en términos electorales”. Allí ubica, también, la principal dicotomía que enfrenta al gobierno: el caudal de votos del Frente de Todos provino en su mayoría del kirchnerismo – “a Martín Guzmán no lo votó nadie”.
Las declaraciones aperciben directamente al albertismo luego de que el presidente alentara por la reelección del frente hace una semana. “A los que quieren hacerles creer que para el 2023 estamos perdidos, ¡un carajo estamos perdidos!”, arengó en un acto en José C. Paz. La advertencia de Larroque es aritmética: sin el kirchnerismo, el caudal de voto del Frente de Todos es insuficiente.
Por lo tanto, el entusiasmo del presidente no alcanzará por sí solo para revertir la situación electoral, íntimamente ligada a las circunstancias económicas, como quedó demostrado en 2021. De allí las críticas del kirchnerismo al equipo de Hacienda, que enfoca sus esfuerzos en hacer cumplir el programa del FMI. Afuera no hay flexibilidad y adentro no hay paciencia: ¿qué hará Guzmán?
#PolíticaDeManual: La columna de Manuel Román
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