Gobierno post Kulfas: ¿empate entre Alberto y Cristina?

COLUMNA #PolíticaDeManual

El gesto inmediato que siguió a la primera coincidencia pública entre el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Kirchner en meses fue el pedido de renuncia del ministro de Producción Matías Kulfas, acusado de comandar una presunta operación en “off” contra el gobierno. La dimisión despierta preguntas diversas: desde qué rol cumplirá su reemplazante hasta por qué otros funcionarios no corrieron con su misma suerte. Sin embargo, la mayor incógnita pesa sobre la fórmula presidencial: ¿cómo afecta la salida de Kulfas al vínculo entre Alberto y Cristina?

Cuando finalizó el anticipado acto por los 100 años de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), del que participaron el último viernes las dos máximas autoridades del Ejecutivo, la principal definición política a rescatar era una determinante frase que la vicemandataria dedicó al jefe de Estado: “Alberto, usá la lapicera”. La acatación apareció al día siguiente: enterado de una controversia fogoneada tanto en vivo como tras bambalinas por Kulfas sobre la licitación para el gasoducto Néstor Kirchner, Fernández exigió la renuncia del ministro.

En una negociación exitosa ambas partes salen perdiendo. La discusión entre albertismo y kirchnerismo, con el punto de inflexión que la salida de Kulfas significa, así lo comprueba. Para el presidente, la sustitución implica el alejamiento de uno de sus funcionarios más cercanos; además, conlleva ceder uno de los tres ministros del ala económica, donde reside su núcleo de influencia en el gabinete. Por su parte, la vicemandataria viene de entregar la secretaría de Comercio, donde su antiguo director Roberto Feletti actuaba de contrapeso al albertismo. Así dado, el nuevo reparto empata el juego político y posibilita un deshielo en las internas oficialistas.

Sobre lapiceras, acero y cadenas de WhatsApp


“Te lo dije la otra vez cuando hice un documento… Vos tenés la lapicera. Hay que usarla, que no significa pelearse ni nada”, lanzó Kirchner el viernes en Tecnópolis. El “documento” que mencionaba es una carta pública difundida en noviembre pasado, cuando se debatían los apoyos y resistencias dentro del oficialismo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entonces, la exmandataria señalaba: “La lapicera no la tiene Cristina. Que a nadie lo engañen sobre quién decide las políticas en la Argentina”.

Unos pocos párrafos antes, la vicepresidenta hacía explícitas sus acusaciones contra la cartera de Producción. Sus dichos denunciaban un supuesto arreglo entre el ministerio de Kulfas y Techint, la empresa multinacional argentina que obtuvo la licitación para proveer los caños de acero a utilizar en la megaobra del gasoducto Néstor Kirchner, que debe conectar los yacimientos de Vaca Muerta con Buenos Aires y Santa Fe. “Hay que sentarse, pero no como amigos”, remarcaba.

A la salida del acto, Kulfas, aún a cargo de la cartera de Producción, declaró en “on” contra la exmandataria. En diálogo con Radio AM750, el ministro dio vuelta el reclamo y apuntó contra el kirchnerismo: “Para ser bien claros, es Integración Energética Argentina (Ieasa) la empresa que hace la licitación y que establece las condiciones. Y está conducida por gente que tiene una relación muy cercana con la vicepresidenta”.

Pero habría agregado una operación oculta. Según Ieasa, Producción hizo circular en “off” una cadena de WhatsApp donde argumentaba que “la lapicera la tienen que usar los funcionarios de Cristina”; ya que, presuntamente, “armaron un pliego de licitación a la medida de Techint”. Enseguida, Kirchner desestimó la acusación vía Twitter, y Fernández la secundó: “Es éticamente reprochable hablar en off en desmedro de otro”. El presidente pidió la renuncia de Kulfas ese mismo día.

Sale Kulfas, entra Scioli: el nuevo gabinete de Alberto y Cristina


Más allá del ida y vuelta alrededor de la licitación -sobre la que pesa una reciente denuncia de corrupción presentada por Juntos por el Cambio-, lo único cierto es la salida de Kulfas. La cartera de Producción era una de las tres patas albertistas en el área económica del gabinete, completada por los ministerios de Economía de Martín Guzmán y de Trabajo de Claudio Moroni. Ninguno había sido sustituido en su cargo hasta ahora.

El reemplazante de Kulfas será el embajador argentino en Brasil Daniel Scioli, quien asumirá como titular de Desarrollo Productivo la semana próxima. Por lo pronto, la pregunta por su perfil político no se responde sola. El exdeportista aparece inevitablemente ligado a Kirchner, quien lo ungió -tras dos mandatos consecutivos como gobernador bonaerense- como su sucesor presidencial en 2015; elecciones en las que triunfó el candidato opositor Mauricio Macri.

A la vez, el embajador tampoco escapa al agrado albertista. Mantiene una relación fluida con la Casa Rosada desde la asunción del Frente de Todos en 2019. Además, conoce de cerca al presidente: ambos trabajaron codo a codo entre 2003 y 2007, cuando Scioli era vice y Fernández, jefe de Gabinete. Ese vínculo lo llevó incluso a sonar como reemplazante en el gabinete varias veces; la más importante, quizás, luego de la derrota en las elecciones primarias, cuando un cuarto de los ministros fueron sustituidos.

Gabinete post Kulfas: ¿empate entre Alberto y Cristina?


Si Alberto Fernández perdió en Kulfas a uno de sus mayores alfiles ministeriales, Cristina Kirchner ya había corrido hace pocas semanas la misma suerte. En mayo, luego del pasaje de la secretaría de Comercio Interior a la égida de Guzmán en el Palacio de Hacienda (tras pertenecer, justamente a la cartera de Producción), Feletti puso a disposición su renuncia indeclinable. El funcionario era la principal encarnación kirchnerista en el área de decisión económica, y su partida significó mayor protagonismo para el presidente.

Sin embargo, la conducción totalmente albertista no duró. El reemplazo de Kulfas desactiva la tríada que integraba junto a Guzmán y Moroni; núcleo tantas veces criticado por el camporismo. Así dado, el nuevo gabinete muestra un relativo equilibrio en las internas políticas, y da lugar a un aparente enfriamiento que, dicho sea de paso, ya comenzaba a vislumbrarse tras la salida de Feletti, en el acto del 25 de mayo. En este sentido, una pieza neutra como Scioli puede terminar de empatar la disputa de gobierno entre albertismo y kirchnerismo.

 

El día después: ¿por qué Kulfas? Alberto Cristina

Después de repasar el caso del ministerio de Desarrollo Productivo y sus implicancias, si queda una pregunta pendiente es por qué Kulfas. El tiempo acontecido desde las elecciones hasta ahora comprueba que varios funcionarios han arremetido contra la investidura presidencial antes; algunos, incluso, con un tono verborrágico y por demás polémico. No obstante, por más duras que fueran, ninguno ha perdido su cargo por tales acusaciones.

Poco después de la derrota del oficialismo en las primarias, en septiembre de 2021, se filtró un fuerte audio de la diputada Fernanda Vallejos. Entre otros improperios, la legisladora llamaba al presidente “enfermo”, “ciego y sordo” y “‘ocupa’”; y condenaba: “Busca conservar su núcleo de inútiles que ocupan la Casa Rosada sin hacer nada. Mirá si la gente va a votar a este mequetrefe que no sirve para nada. Está atrincherado, no lo quiere nadie”.

Mientras esas declaraciones se encuadraban en el poder legislativo, en mayo retumbaron otros dichos en boca de un funcionario de la gobernación bonaerense. Entrevistado por América, el ministro de Seguridad Sergio Berni deslizó una áspera “analogía” sobre Fernández: “El que trajo al borracho, que se lo lleve”. Ninguno de los referentes implicados perdió su cargo por las acusaciones, como sí lo hizo Kulfas tras la presunta operación en “off”.

#PolíticaDeManual: La columna de Manuel Román

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