En el marco del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres (RRD), celebrado cada 13 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó que los desastres naturales están teniendo un costo económico cada vez mayor a nivel global. El organismo atribuye este fenómeno no solo al avance del cambio climático, sino también a las malas decisiones de desarrollo y a la falta de políticas preventivas sostenidas.
Según datos difundidos por la ONU, los gastos directos asociados a desastres naturales se estiman en 202.000 millones de dólares anuales, pero el costo real podría superar los 2,3 billones de dólares. Es decir, once veces más. Los países en desarrollo son los más afectados, con pérdidas humanas y estructurales de las que les resulta difícil recuperarse, mientras que las naciones industrializadas registran grandes pérdidas financieras.
A pesar de la magnitud del problema, la inversión en la reducción del riesgo de desastres sigue siendo mínima.
Solo el 1% de los presupuestos públicos y el 2% de los proyectos de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) incluyen acciones concretas de prevención o mitigación. En el ámbito humanitario, los fondos para preparación ante emergencias también se redujeron, lo que deja a millones de personas más expuestas a los impactos de fenómenos extremos.
La ONU subraya que uno de los principales problemas es que las estrategias económicas —tanto públicas como privadas— suelen ignorar los riesgos climáticos. El sector privado, que concentra cerca del 75% de las inversiones globales, rara vez incorpora la evaluación de riesgos naturales en sus decisiones, lo que agrava la vulnerabilidad y multiplica las pérdidas en caso de catástrofes.
Por ese motivo, el organismo internacional insiste en la necesidad de aumentar la financiación para la reducción del riesgo de desastres, tanto en los presupuestos públicos como en la cooperación internacional. Además, promueve que todas las inversiones en infraestructura y desarrollo incorporen criterios de resiliencia climática, es decir, que sean diseñadas para resistir y adaptarse a los impactos de los fenómenos naturales.
Por qué es urgente invertir en prevención
Amenaza al desarrollo sostenible: los desastres naturales representan una amenaza creciente para la prosperidad económica y la estabilidad social de los países.
Espiral de deuda y crisis: los costos no previstos empujan a los Estados a endeudarse, reducen los ingresos fiscales y agravan las crisis humanitarias.
Menos ayuda internacional: la reducción de la cooperación global hace aún más urgente fortalecer la prevención interna.
Prevención más barata que reconstrucción: cada dólar invertido en reducir el riesgo de desastres puede ahorrar hasta siete dólares en reconstrucción y asistencia posterior.
Resiliencia como estrategia: los países deben incorporar la gestión de riesgos como parte central de su planificación económica y ambiental.
De cara al futuro, la ONU insiste en que recortar la financiación para la reducción del riesgo de desastres equivale a multiplicar los costos y el sufrimiento humano. Apostar por la prevención —y no solo por la respuesta— se vuelve clave para proteger vidas, economías y ecosistemas ante un planeta cada vez más vulnerable a los impactos climáticos.