Estados Unidos, a principios del siglo XX, ya contaba con bares para hombres y mujeres que practicaban el cross-dressing, o sea transformarse en su género opuesto. Pero para ese entonces, la homosexualidad, y sobre todo travestirse, estaba penado por la ley, ya que solo era permitido si era una fiesta de disfraces. LGBTQ+
Pelucas, medias de seda, tacos y excesivo maquillaje, eran la norma para poder pertenecer a esa minoría que iba en aumento. Asimismo, las lesbiana de finales del siglo XIX, encontraron refugio en la ropa “masculina” para liberarse de los asfixciantes corsets, desafiando los cannones estilísticos impuestos. Todos estos cambios aceptaban el uso de monóculo, corbata y chaleco, debido a una mayor liberación femenina a causa del contexto social: Primera Guerra Mundial.
La revolución que trajo los años sesenta hizo que movimientos antirracistas, los hippies, la liberación sexual, guerra de Vietnam, etc, acrecentaran mucho más la visibilidad y la lucha de la comunidad. Ya no querían pasar desapercibidos por un mundo heteronormativo, sino que pedían ser quienes querían ser y amar sin prejucios.
La ropa jugó un rol liberador en cuanto al uso de siluetas menos conservadoras y un poco más andróginas en las mujeres. Esa autonomía hizo que diseñadores como Yves Saint Laurent pusieran en agenda, a mediados de los sesenta, el smoking femenino. Fue otro batacazo en cuestiones de género, ya que la silueta era suelta y jugaba con las prendas que siempre fueron “masculinas”. Aunque él no fue quien lo inventó, ya que en 1930 la actriz Marlene Dietrich lo usó en la película Morocco rompiendo los estereotipos.
Los próceres de la comunidad gay LGBTQ+
Si hay que hablar de personas que revolucionaron el colectivo LGBTQ+ podemos mencionar a Madonna, Cher, Elton Johh, Freddie Mercury, George Michael, David Bowie, etc. Fueron íconos de la liberación sexual cuando hablar de cuestiones de género, homosexualidad, transexualidad, o sea ser “distinto” era, básicamente, un pecado. Mientras los medios de comunicación eran fríos/tibios en estas cuestiones, ellos alzaron la voz para darle visibilidad a un colectivo marginado.
Madonna fue una de las primeras en portar la bandera del orgullo, sin importar la epidemia del sida, cuando nadie quería quedar pegado a ese estigma social. Lo predicó en sus vestuarios, canciones y videos; como la canción Vogue, que inspiró la subcultura Queer. Otra pionera fue Cheer, su extravagancia, brillos, plumas y transparencias, la convirtieron en una de las reinas de la diversidad. También fue de las primeras celebridades en contratar a drag queens en sus shows. George Michael: campera de cuero con flecos y su coraje para decir en su canción Outside (afuera) que era gay al mundo entero.
David Bowie, de los más ambiguos, mucho maquillaje, escotes, monos y botas altas con plataforma, definían su espectacular estilo. En una entrevista en 1976 a la revista Playboy, Bowie dijo: “Es cierto, soy bisexual. Supongo que es lo mejor que me ha pasado”.
A través de los años, la comunidad LGBTQI+ fue tomando fuerza y poder en un mundo que le cuesta, pero va hacia la deconstrucción de estereotipos encapsulados. Las nuevas generaciones no se cuestionan ni limitan a transgredir los arquetipos de sexualidad y belleza impuestos por la cultura patriarcal.
Escrito por Florencia Toranzo
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