La dura historia de Luz y Severa: exclusión, esperanza y trabajo comunitario

Luz Oroa y Severa Quintana son promotoras de género en el Barrio Sagrada Familia, del municipio bonaerense de Tigre. Y se anotaron en el nuevo programa Mi Pieza, del Estado nacional. Con la esperanza de acceder a una línea de asistencia económica para mejorar sus viviendas y tener “un techo digno”.

Pero, ¿Cuál es el objetivo central del programa Mi Pieza?, todos programas del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Mi Pieza de la cartera de Desarrollo Social apuntalan al sector más afectado por la pandemia y las brechas de género estructurales en la economía: mujeres mayores de 18 años, residentes en Barrios Populares del ReNaBap, argentinas o con residencia permanente. Se estima alcanzar en la primera etapa a unas 27.000 personas, con una inversión de 5.000 millones de pesos, y un subsidio que oscilará entre 100.000 y 240.000 pesos.

Ambas políticas se dirigen al sector económico del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, que más aporta al PBI según las estimaciones realizadas por el Ministerio de Economía (2020), con una participación de 15,9%, seguido por la industria (13,2%) y el comercio (13,0%).

“Con mi trabajo fui construyendo despacito y para que mi hija salga de la violencia de género tuve que hacer un arreglo arriba primero y dejar lo mío en la mitad”, confesó Severa y agregó: “mi hija y yo sufrimos violencia. Me separé hace unos años por ese motivo también”. 

Cuando Severa llegó al barrio hace ocho años, donde hoy está su casa había solo dos paredes, un techo y piso de tierra, pero decidió comprarlo porque según ella “en un alquiler se le iba a ir toda la plata”.

Su ex pareja Luz y Severa

En cuanto a su ex pareja, aseguró que no trabajaba, y cuando lo hacía, gastaba sus ingresos para sus cosas, sus cartas, su bebida. Por lo tanto, debió “mandar a hacer todo sola”. 

Si la mujer sale sorteada en el plan, al cual fue anotada por su hija mayor, confirmó que remodelaría su hogar: “falta el revoque en mi pieza y me filtra agua de ese lado cuando llueve, pero mi prioridad era construir para mi hija y sus chicos porque ella tenía que salir de su violencia”.

“Mi sueño es terminar de arreglar acá, que mis chicos vivan bien como todos necesitamos estar por lo menos con un baño digno, un techo digno, como todos. No porque estemos en una villa tenemos que vivir como si no significáramos nada para nadie”, reflexionó Severa. 

Por una empinada escalera de hierro se llega al primer piso, donde Severa mostró orgullosa el baño y las dos habitaciones que construyó para sus nietos, y aseguró que “despacito, estamos arreglando todo”. Y entre lágrimas agregó: “Me gustaría que no entre más esa humedad porque mi hijo es asmático y yo también. Me gustaría también que la ventana tenga vidrio, muchas cosas”.

Actualmente, la mujer celebra trabajar en blanco y haber llegado a un acuerdo con su empleadora para reducir su jornada a seis horas.

Fuente: Télam

Escrito por Brenda Romero 

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