Cine independiente: “Revuelto Gramajo”, una crítica a los mandatos sociales

El cortometraje “Revuelto Gramajo” tuvo su avant-premiere en el Centro Cultural Matienzo, tras haber sido proyectado durante el Festival de Cine Independiente de La Matanza (CIMA) 2022. Dirigido por Mariela Robles y Ulises Milea, el corto relata el malestar cotidiano que comienza a experimentar una mujer mientras cocina para su pareja. Los dos protagonistas de la historia son interpretados por Florencia López y Juan Baio.

El proyecto fue presentado originalmente en Tandil en el contexto de la convocatoria “Laboracortos”, donde resultaron ser uno de los proyectos independientes ganadores. Allí obtuvieron una remuneración económica que les sirvió de ayuda para poder llevar adelante la realización del cortometraje. Tras un proceso en el que convocaron gente para trabajar en la obra, comenzó el rodaje, el cual llevó alrededor de tres días. 

Los realizadores de “Revuelto Gramajo”. De izquierda a derecha: Mariela Robles y Ulises Milea, co-directores.

“Revuelto Gramajo”, una historia que cuestiona los mandatos


La historia que cuenta “Revuelto Gramajo” está basada en experiencias personales, así lo afirma Robles. Ambos directores observan en sus vidas y la de sus amigos que se repite un “patrón“. Y aclara la co-directora: un patrón “que vemos trasladado hacia esta cuestión del mandato y los roles, que de ambos lados no están funcionando. Entonces surge la pregunta: si salimos de esto, ¿qué construimos? Y a partir de eso aparecen un montón de experiencias.”

Milea ahonda un poco más en esta cuestión vinculada al mandato y lo que pasa cuando no podemos cumplir con lo que dicta. “Yo te tiro una serie de instrucciones de vida y si vos no sos feliz con eso es culpa tuya”, explica el co-director. Y continúa: “Entonces, tenemos muchas personas que siguen estas instrucciones de vida, tienen pareja estable, comida, casa y no son felices. Y no hay grandes cuestiones para decir ‘el problema de la pareja es este’, como si hubiésemos dibujado al macho violento. No queríamos hacer eso, queríamos contar personas que mal que mal tratan de llevarse bien, tratan de tener una pareja copada y no alcanza. A veces uno tiene necesidades que no se cubren en esa idea”.

A lo largo del corto se observa esa incomodidad que siente la protagonista con el rol social que ocupa en una pareja heterosexual. El espectador puede presenciar lo que ocurre como si fuese un amigo de la pareja. “Él no le grita, no la trata mal, no le pega, no vemos indicios de nada de eso”, describe Milea. Y agrega: “Esta pareja es funcional, se supone que se quieren, que se tratan bien, que no les falta dinero, que no les falta comida, no les falta techo, pero no alcanza”.

El estreno en el Matienzo. De izquierda a derecha: Mariela Robles (directora), Ulises Milea (director), Ivanna Spadaro (productora) y Matías Erazo (asistente de dirección).

Narrar desde la sutileza


Tanto Milea como Robles sugieren que faltan más de este tipo de historias. La co-directora comenta que hay formas que se instalan para contar, por ejemplo, la monogamia. “Ya sabemos cómo va a ser una pareja construida en base a eso”, manifiesta Robles. Entonces se preguntan “para construir por fuera de todos estos moldes e incluso un molde de ‘lo que se opone a’, porque siempre se termina construyendo la diferencia, qué construimos por fuera de eso”. Luego menciona: “Podríamos haberlo contado en una situación mucho más explícita, tirándose platos de acá para allá, pero decidimos narrar desde la sutileza”. Pero su búsqueda artística tenía que ver con contar la historia de otra forma, “mostrar una situación desde un lugar diferente”, afirma la co-directora.

Un momento particular exhibido en el cortometraje tiene que ver con la construcción de una imágen fálica que transmite un mensaje muy potente. Mientras la protagonista cocina lo que eventualmente van a comer ella y su pareja, decide desquitar el malestar que siente de una manera notable. Con una papa y un huevo duro, arma un falo sobre la tabla con la que está cocinando y procede a cortarlo brutalmente con su cuchilla.

“Era un poquito más fuerte la idea original”, comenta Milea y agrega que a lo largo del rodaje la idea fue mutando. Según el co-director, la imagen está relacionada con la mirada crítica que buscaban elaborar hacia los mandatos sociales. “Esto de ‘hice todo lo que me dijeron, lo hice bien y no alcanza’. Entonces, ella arma la representación de todo eso en la tabla y se desquita”, explica Milea.

Tres días de rodaje independiente. De izquierda a derecha, arriba: Ulises Milea (director), Juan Baio (actor), Mariela Robles (directora), Matías Erazo (asistente de producción). Abajo: Ivanna Spadaro (productora) y Florencia López (actriz).

La importancia de un buen espacio de trabajo


“Teníamos una premisa”, comenta Milea con respecto a las implicaciones alrededor de la selección de profesionales con los cuales filmar el corto. Esa premisa era, en palabras del co-director: “Vamos a laburar con gente con la que tengamos ganas de laburar”. Y agrega: “No hay un mango, no la vamos a pasar mal gratis”.

A partir de esto, se consolidó un grupo de trabajo en el cual cada uno podía aportar su grano de arena al proyecto audiovisual. “Para mí era importantísimo estar abierto a todas esas voces”, indica Milea, que junto a Robles estaba llevando adelante su primer cortometraje. “Había muchísima gente que sabía mucho más que yo”, explica el co-director. Darle espacio a esa gente ayudó a resolver las cuestiones que surgieron durante el rodaje.

El co-director también pone énfasis en la importancia de que “cada uno de los roles tenga el espacio que merece”. De esta manera “tenés una producción muchísimo más rica”, agrega Milea. Además, plantea una mirada crítica con respecto a la jerarquización de esos roles en el séptimo arte. “Esto de ‘el director es lo más’ o si hay plata ‘la productora es lo más’ y todos los demás son como peones”, señala Milea. A lo que concluye: “Todos los roles son importantes, no podés saltarte ninguno”.

Por su parte, Robles comenta que ambos directores tienen una mirada “bastante horizontal del laburo artístico y del laburo en sí”. Es decir, intentan ser “lo más cooperativos posibles”, manifiesta la co-directora. Y añade: “desde la dirección uno tiene que definir un montón de cosas, pero está buenísimo poder compartirlo. Lo que salió de ‘Revuelto Gramajo’, salió porque tuvo a dos personas atrás y porque hubo un montón de personas más que también vinieron y sumaron con su rol”.

Escrito por Manuel Molinuevo
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