En Pascua se conmemora la resurrección de Jesús en el tercer día posterior a su crucifixión. Se celebra el domingo que da fin a la Semana Santa, luego de algunos de sus días centrales: el jueves, viernes y sábado santo. En estas fechas se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Semana santa Pascua
Que Jesús haya resucitado es la verdad culminante de la fe cristiana. La razón de su nacimiento, muerte y resurrección fue permitir el camino al cielo a la humanidad pecadora, que no lo hubiera logrado por sí misma. Ese era el plan que Dios tuvo para él. Por eso, se dice que Jesucristo murió por los pecados. Es la garantía para los fieles de que la muerte no es lo último que existe, sino que podrán lograr la vida eterna. Por eso, es un acontecimiento que se celebra hasta el día de hoy. Semana santa Pascua
El arresto de Jesús
El domingo anterior a Pascua se conoce como Domingo de Ramos. Ese día se recuerda la llegada de Jesucristo a Jerusalén, donde posteriormente fue crucificado. En este lugar compartió con sus 13 apóstoles lo que sería la Última Cena, donde anunció que uno de ellos lo traicionaría. Los sumos sacerdotes lo buscaban porque sus milagros y dichos, que apuntaban a que era el hijo de Dios, alteraban el orden y contrastaban con las creencias del pueblo. Luego de cenar, fue a orar a Getsemaní, a donde Judas llegó con soldados y guardias y lo entregó, a cambio de una recompensa. De esta forma, Jesús fue arrestado.
Los juicios que se le hicieron a Jesucristo no buscaban una imparcialidad ni saber realmente qué pasó, sino una excusa para matarlo. El gobernador romano, Poncio Pilato, declaró que era inocente. Anunció que le daría una paliza y lo dejaría en libertad, pero el pueblo bramaba que debía ser crucificado. Por eso, decidió conceder lo que la gente demandaba, y se “lavó las manos”: declaró ser inocente de su muerte, pero lo entregó para que hagan lo que quieran con él.
La crucifixión
Los soldados le pusieron a Jesús un manto, una corona de espinas y una caña como cetro. Se burlaban de él exclamando: “¡Salve Rey de los Judíos!”, lo escupían y le golpeaban. Luego le pusieron su ropa nuevamente. Jesucristo debió cargar su cruz hasta Gólgota, donde, posteriormente, lo crucificaron. Encima de su cabeza, en la cruz, colocaron una inscripción con la causa de su condena: “Este es Jesús, el Rey de los judíos”. La gente que estaba y que pasaba por allí se mofaba de él. Entre el mediodía y las tres de la tarde, el cielo se oscureció. A esa hora Jesús murió, y la tierra tembló.
José de Arimatea, un discípulo secreto de Jesucristo, pidió el cuerpo del difunto. Lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro cavado en una roca, al cual tapó con una piedra en su entrada. Pilato ordenó que vayan soldados a hacer guardia en la tumba, para que nadie robe el cuerpo y mienta diciendo que resucitó.
La resurrección
Según algunos evangelios, quien descubrió por primera vez que la piedra ya no estaba en la entrada de la tumba fue María Magdalena. Otros, que ella estaba con “la otra María”, como se la nombra en la Biblia, o con más mujeres. Luego, según el evangelio de Mateo, Jesús se presentó ante ellas y les dijo que sus discípulos debían ir a Galilea a verlo. Todos fueron allí y creyeron en lo que sucedió. Según Marcos, Juan y Lucas, los discípulos, o algunos de ellos, no creyeron las noticias de su resurrección, por lo que él apareció frente a ellos de distintas formas.
Finalmente, Jesucristo ascendió a los cielos y se sentó a la derecha de su padre, Dios. Los discípulos, ahora convencidos de su resurrección, comenzaron a predicar en su nombre, como él les había pedido.