RODOLFO WALSH: A 45 años de su homicidio

Rodolfo Walsh nació el 9 de enero de 1927, en la región de Lamarque, provincia de Rio Negro. Criado en el seno de una familia conservadora, llegó a Buenos Aires en 1941 para realizar sus estudios secundarios en colegios pupilos de congregaciones irlandesas. Cursó dos años de la carrera de Letras en la Universidad de La Plata;​ abandonó para emplearse en los más diversos oficios: fue oficinista de un frigorífico, obrero, lavacopas, vendedor de antigüedades y limpiador de ventanas.

A los 17 años, había comenzado a trabajar como corrector en la editorial Hachette. Poco después, dio sus primeros pasos en el periodismo, publicando artículos y cuentos en diversos medios de Buenos Aires.

La narrativa de Walsh

Publicó “Diez cuentos policiales argentinos”, “Variaciones en rojo” (ambas de 1953, la última Premio Municipal de Literatura) y preparó las antologías “Diez cuentos policiales argentinos” (1953), la primera recopilación de autores nacionales del género, y “Antología del cuento extraño” (1954).

En 1955, presenció un levantamiento militar contra el gobierno de facto que había derrocado a Juan Domingo Perón y combates callejeros en La Plata, donde residía. Durante la madrugada del 9 al 10 de junio, nueve civiles fueron detenidos y fusilados en un basural de José León Suárez sobre la ruta 4; lo mismo pasó en la zona sur del Gran Buenos Aires. Meses después, en un bar que frecuentaba, oyó la primicia que cambiaría su vida: “Hay un fusilado que vive”.

Logró identificarlo como Juan Carlos Livraga, al que entrevistó, y por quien pudo saber que había otros sobrevivientes. Trabajó los meses siguientes en la investigación, interrogando a conocidos, vecinos y sobrevivientes.

“Ahora, durante casi un año no pensaré en otra cosa, abandonaré mi casa y mi trabajo, me llamaré Francisco Freyre, tendré una cédula falsa con ese nombre, un amigo me prestará una casa en el Tigre, durante 2 meses viviré en un helado rancho de Merlo, llevaré conmigo un revólver y a cada momento las figuras del drama volverán obsesivamente”, explicaba Walsh su cambio desde que escuchó esa frase, de la que surgiría posteriormente la obra periodística “Operación Masacre”.

De este modo, Walsh fue un precedente en Argentina de lo que más tarde se conocería en Estados Unidos como “novela de no ficción”, con Truman Capote a la cabeza.

Walsh y su paso por Cuba

Partió hacia Cuba para fundar Prensa Latina, no sin antes publicar el Caso Satanowsky. Allí, tal como explica el historiador Felipe Pigna, el periodista decidió no ser nunca más “un simple observador del mundo”: quería formar parte activa de él. Trabajó como jefe de Servicios Especiales en el Departamento de Informaciones de Prensa Latina.

Usó sus conocimientos de criptógrafo aficionado para descubrir, a través de unos cables comerciales, la invasión a Bahía de Cochinos, instrumentada por la CIA.

En febrero de 1961, sin conocimiento del gobierno cubano, Walsh envió un extenso reportaje a la revista Che de Buenos Aires revelando correspondencia del embajador de Estados Unidos en Guatemala y si bien no mencionaba los campos de entrenamiento, revelaba cómo había descifrado las claves. Jorge Masetti había renunciado a su cargo en la Agencia dos días antes de la publicación, el gobierno intervino la agencia y Walsh debió renunciar.

Walsh en la política

El cambio de perspectiva a raíz de la investigación de los fusilados en José León Suárez también se vio en el compromiso político de Walsh: de “antiperonista” confeso, el periodista no pudo entender ni soportar la injusticia. “Que hubieran matado a trabajadores pobres, peronistas, a gente que no tenía nada que ver. Nunca lo pude entender”, explicaba. Tras su regreso a Buenos Aires, en 1973 comenzó a militar en la organización Montoneros con el grado de Oficial 2° y el alias de Esteban.

Creó un sector del Departamento de informaciones de Montoneros y fue su responsable. Junto a su amigo, el poeta Francisco Paco Urondo, participó como fundador y redactor de Noticias. Este diario presentaba los puntos de vista de Montoneros. A principios de 1974, dejó constancia por escrito de sus diferencias de concepción, tácticas y estrategia con la cúpula de Montoneros, en un último intento de cambiar el rumbo, que, de seguir así, llevaba a una segura derrota. No fue escuchado.

Bajo el golpe de Estado encabezado por Jorge Rafael Videla en 1976, creó la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA). “Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.

El 29 de septiembre de 1976 murió en un enfrentamiento su hija María Victoria. Tenía 26 años, una hija y era militante de Montoneros. Murió también su amigo Paco Urondo en Mendoza, perseguido por fuerzas militares conjuntas.

Carta Abierta a la Junta Militar

El 24 de marzo de 1977, al cumplirse un año de la dictadura, envió su famosa “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar” a las redacciones de los diarios. Nadie la publicó. Tan sólo un día después, el 25 de marzo, entre las 13.30 y las 16.00, Walsh fue secuestrado por un grupo de Tareas de la ESMA -comandado por el oficial de Inteligencia García Velasco- en la esquina de San Juan y Entre Ríos. Desde ese día, su cuerpo está desaparecido.
“Sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”, declaraba Rodolfo Walsh en la Carta Abierta a la Junta Militar.

Escrito por Magalí Martínez

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