La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) inauguró en Nueva York su sesión número 80 con la participación de jefes de Estado y representantes de 193 países, y el foro, considerado el espacio más amplio de la diplomacia multilateral, concentra este año los debates sobre crisis humanitarias, conflictos bélicos, tensiones diplomáticas y desafíos sociales de alcance global.
Por tradición, el primer discurso correspondió a Brasil, costumbre que se mantiene desde la fundación del organismo. Luego tomó la palabra Estados Unidos, país anfitrión de la sede de la ONU. A partir de allí, la lista de oradores se organiza en función de jerarquía, comenzando con presidentes, vicepresidentes y primeros ministros, y descendiendo hacia cancilleres y delegados. Aunque se recomienda un límite de 15 minutos por exposición, la historia recuerda intervenciones mucho más extensas, como la de Fidel Castro en 1960, que se prolongó por más de cuatro horas, o la de Muammar Gaddafi en 2009, que superó la hora y media.
El lema elegido para esta edición es “Mejor juntos: 80 años y más por la paz, el desarrollo y los derechos humanos”. Sin embargo, la práctica habitual de los mandatarios consiste en mencionarlo brevemente antes de centrar sus discursos en los temas de coyuntura nacional y regional.
Entre las prioridades de la agenda se destacan los conflictos en Gaza y Ucrania, la presión internacional sobre Irán, el agravamiento de la violencia en Sudán, el debate climático, la igualdad de género y las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela. Gaza ocupa un lugar central debido a la persistencia del enfrentamiento entre Israel y Hamas, con crecientes advertencias sobre riesgo de hambruna y colapso de servicios básicos. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se presentará en los próximos días, mientras que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, intervendrá por videoconferencia.
En cuanto a Ucrania, Volodimir Zelensky busca respaldo internacional frente a la ofensiva rusa.
Rusia, representada por el canciller Serguéi Lavrov, centrará su mensaje en las sanciones y en el impacto global de la guerra. Por su parte, Irán aparece como otro foco de atención: el presidente Masoud Pezeshkian y su canciller Abbas Araqchi intentan evitar la reinstauración de sanciones integrales con una fecha decisiva fijada para el 28 de septiembre.
Sudán también está en la agenda por la prolongada guerra interna que ha generado una de las crisis humanitarias más graves en África, especialmente en la región de Darfur y en la ciudad de Al-Fashir. A la vez, los Estados insulares remarcarán los riesgos existenciales derivados del cambio climático y exigirán más recursos de adaptación.
La igualdad de género tendrá un capítulo especial con motivo del 30 aniversario de la Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing, donde se consolidó la consigna de que “los derechos de las mujeres son derechos humanos”. Venezuela, en tanto, prevé reclamar por la presencia militar estadounidense en el Caribe y denunciar incidentes recientes en sus aguas.
Al margen de los discursos oficiales, comenzaron a circular especulaciones sobre la sucesión del secretario general António Guterres, cuyo mandato concluye en diciembre de 2026. El proceso requerirá consenso en el Consejo de Seguridad y posterior aprobación en la Asamblea.
Con intervenciones de la Santa Sede, Palestina y la Unión Europea en calidad de observadores, la Asamblea General vuelve a convertirse en un espacio clave para medir las prioridades de la comunidad internacional en un contexto marcado por conflictos armados, crisis humanitarias y negociaciones de alcance estratégico.