CAMBIO DE AÑO: los desafíos de la oposición para 2022

#PolíticaDeManual - No sin resistencias internas, Juntos por el Cambio se aleja del gobierno nacional y evalúa alianzas con el liberalismo. La importancia del Congreso y el camino a 2023.

Escrito por: Manuel Román | Publicado: 16 de Enero de 2022

Oposición Desafíos 2022

COLUMNA #PolíticaDeManual

En busca de mantener la relativa onda verde ganada el año pasado tras las elecciones legislativas, las fuerzas de la oposición encaran 2022 con numerosos desafíos en mente. Hacia adentro, Juntos por el Cambio y los partidos alternativos miden sus posibilidades camino a 2023, aislados o en alianzas que comienzan a consolidarse. Hacia afuera, los espacios saben que el gobierno pretende contar con su apoyo político y legislativo, en medio de la delicada negociación de deuda.

Cuando, la semana pasada, los gobernadores de Juntos por el Cambio, con el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta a la cabeza, decidieron rechazar el pedido del presidente Alberto Fernández de compartir una reunión informativa sobre los avances del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la noticia tal vez marcaba la tendencia para el año entrante. El gobierno aspira al diálogo y, por su situación parlamentaria, lo necesita; mientras, el arco político puede acercarse o distanciarse a gusto.

Gran parte de la relación se medirá en el Congreso, donde el juego de mayorías deja en offside al oficialismo frente a una oposición que, unida, tiene el poder para detener cualquier proyecto de ley. Las últimas sesiones legislativas retratan la dinámica, que indica al diálogo como improbable y, a la vez, inminente. Además, recientes iniciativas presentadas al parlamento evidencian que las alianzas entre Juntos por el Cambio y otros partidos florecen, aunque no sin resistencias internas.

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Desafíos 2022 de la oposición: el Congreso

Tanto el debate por el presupuesto 2022 en la cámara de Diputados (17 de diciembre) como los choques por la modificación del impuesto a bienes personales en el Senado (5 de enero) patentan el funcionamiento que el Congreso detentará. Para mal de la presidencia, por allí deben pasar diversos proyectos cuya aprobación imperiosamente precisa. Entre ellos se halla el potencial acuerdo con el FMI, en forma de un plan económico plurianual que no prosperará sin el respaldo opositor.

Los números son representativos: Juntos por el Cambio tiene 116 votos asegurados en la cámara baja, a los que podrían sumarse hasta 18 bancas no afines al Frente de Todos, que tiene “solo” 123 contando aliados. Asimismo, en la cámara alta hay 33 legisladores opositores, 37 oficialistas y 2 “no alineados”. Así dada la contienda, la principal arena de debate será Diputados, donde varias alianzas entusiasman a la coalición cambiemita.

Es que durante las últimas semanas se precipitaron iniciativas impulsadas en conjunto por Juntos por el Cambio y los diputados libertarios. La primera sobrevino a comienzos de mes, cuando el “halcón” del PRO Gerardo Milman sumó al liberal Javier Milei para proponer una baja al Impuesto al Valor Agregado (IVA). La unión no sale de un repollo: el legislador de La Libertad Avanza ya compartió varios encuentros con el sector más duro cambiemita.

En segundo lugar, este miércoles el legislador radical Luciano Laspina anunció una iniciativa para modificar nuevamente el impuesto a los bienes personales. El proyecto lleva el apoyo del PRO, el radicalismo y el liberalismo de adentro y afuera del interbloque. Entre las firmas importadas aparece el diputado de Avanza Libertad José Luis Espert.

Desafíos 2022 de la oposición: ¿hacia dónde expandirse?

No sorprenderá que los respaldos incorporados por las parcialidades cambiemitas hayan despertado resistencias dentro de la coalición. Camino a 2023, Juntos por el Cambio parece diversificar sus posturas internas, lo que se traduce en roces y diferencias. Aquí se demarca otro de los grandes desafíos de la oposición para 2022: resolver sus conflictos internos, determinar si y hacia dónde ampliarse, y disminuir la tensión que en época de campaña caracterizó sus relaciones internas.

A grandes rasgos, Juntos por el Cambio está integrado por cuatro fuerzas: el PRO, dividido en “halcones” y “palomas”, el radicalismo(s) y el liberalismo. Las disputas entre los primeros dos sectores se materializaron en 2021 en cruces por imponer candidatos para las elecciones. Por su parte, la Unión Cívica Radical (UCR) se dividió el pasado diciembre, acusando diferencias entre la “vieja” y la “nueva” conducción del partido. La discusión provocó la separación en dos bloques distintos en Diputados.

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Para los “halcones”, toca expandirse hacia el liberalismo. Te invito a sumar tu aporte, escribió el domingo pasado la titular del PRO Patricia Bullrich a Espert, vía Twitter. Pero las “palomas” y la UCR continúan manifestando su rechazo a la anexión. “No estamos de acuerdo con incorporar a Milei, que es la derecha más rancia. Para derecha, suficiente con el PRO”, sintetizó esta semana el gobernador jujeño Gerardo Morales a Radio con Vos.

Al otro costado, la alternativa es ampliarse hacia territorio peronista. Ese pareció el trabajo de las “palomas”, siempre descriptas como más dialoguistas que su contraparte; pero la reciente negativa de Larreta a reunirse con el presidente pone esa versión a prueba. Con las elecciones 2023 en el horizonte, lejos está el jefe de Gobierno de la era de consenso que caracterizó gran parte de 2020.

La otra cara, los desafíos 2023

A propósito, la otra cara de los desafíos que la oposición enfrenta en 2022 es el armado hacia las elecciones presidenciales de 2023. Pese a las ocasiones en que el expresidente Mauricio Macri llamó a la calma intrapartidaria (“muchos curas quieren ser papas, pero sepan que van a tener que competir”, clamó en noviembre), las disputas por lanzarse tempranamente a una candidatura pueblan Juntos por el Cambio.

Desde hace tiempo, esa es la estrategia de parte del radicalismo, que se “presidencializa” en declaraciones públicas con frecuencia. Allí se inscriben tanto el gobernador Morales como el diputado Facundo Manes, por ejemplo. En cambio, los referentes fuertes del PRO son más cautos (no hace falta que confiesen su voluntad presidencial para figurar en la nómina colectiva). Pero no ha de descartarse un abordaje más directo este año, ahora que se acercan las elecciones presidenciales.

Por último, es menester profundizar sobre las demás fuerzas de la oposición, relativamente eclipsadas por Juntos por el Cambio. Es el caso de la izquierda, que busca consolidar el rendimiento logrado en las legislativas del año pasado, a fin de ampliar la base de votos para la candidatura en 2023. Cabe mencionar que puede brindar -o quitar- un apoyo vital para el gobierno con sus cuatro bancas en Diputados.

Las alternativas por fuera de los principales cuatro espacios políticos deberán definir si integrarse a los cuadros mayoritarios o correr en soledad en 2023. Plegarse al Frente de Todos o a Juntos por el Cambio puede garantizarle a cualquier bloque el triunfo en el Congreso, donde no hay mayorías definidas. Los desafíos de 2022 para la oposición pasan un poco por allí y otro por alianzas, negociaciones e internas tras bambalinas.

#PolíticaDeManual: La columna de Manuel Román

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