Esta tarde, el Palacio de Buckingham anunció el fallecimiento de la Reina Isabel II, quien perdió la vida a sus 96 años, tras estar en el trono del Reino Unido durante 7 décadas. Con la partida de esta figura icónica, se cierra también una etapa en la historia política mundial.
Lilibet era el apodo que el rey Jorge VI le había dado a su primer hija, Elizabeth, o “Isabel” según su nombre castellano. Junto a su hermana Margaret, Isabel creció en Londres educada por su madre y una niñera, quienes les enseñaban etiqueta y modales. Las niñas tenían una institutriz, Marion Crawford, a quien llamaban “Crawfie”, quien les daba clases de historia, literatura y música.
Fue una de las pocas mujeres que no necesitaba registro para conducir, que recorrió mas de 100 naciones sin necesidad de pasaporte y que no tenía que pagar impuestos, aunque a partir de 1993 comenzó a hacerlo para mejorar la imagen de la monarquía.
Isabel de Windsor se convirtió en la heredera del trono cuando su padre fue coronado en 1936 con el nombre de Jorge VI, luego de que su hermano abdicara para casarse con una mujer estadounidense.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Isabel II ingresó al Servicio territorial auxiliar de mujeres como segunda teniente. De esta forma, se convirtió en el primer miembro de la familia real en el ingresar a las fuerzas armadas a tiempo completo.

En 1947, con Inglaterra sumida en el ambiente de posguerra, Isabel contrajo matrimonio con Felipe Mountbatten, un príncipe griego y danés a quien conocía desde que ella tenia 13 años y él, 19.
El matrimonio tuvo cuatro hijos: Charles, príncipe de Gales y actual heredero al trono; Anne, princesa real; el príncipe Andrew de York; y el príncipe Edward, conde de Wessex.
Luego del fallecimiento de su padre en 1952, la joven Elizabeth de 25 años ascendió al trono británico. Su coronación se llevó a cabo más de un año después y, como es tradición, tuvo lugar en la abadía de Westminster. Fue el primer evento televisado del Reino Unido y fue emitido por la BBC.
Durante su reinado fue testigo de la descolonización de una gran parte de los dominios británicos, del paso de seis Papas de la Iglesia y de 15 primeros ministros, entre ellos Winston Churchill, Margaret Thatcher y Boris Johnson.
Luego del proceso de descolonización, Isabel, con la intención de conservar el carácter unificador de la Corona, viajó alrededor de todo el espacio político del antiguo imperio británico. Logró estrechar vínculos con súbditos y fortalecer la Mancomunidad de Naciones (“Commonwealth”).
En 1981 fue víctima de un ataque mientras montaba su caballo durante el Trooping the Coulour, la ceremonia publica que se realizaba por su cumpleaños todos los años. Los disparos que sonaron mientras desfilaba provenían de Marcus Sargeant, un antimonárquico que realizó el ataque porque “quería ser famoso”. Finalmente se descubrió que las balas estaban hechas de goma y el agresor fue condenado a cinco años de prisión, aunque solo cumplió tres.
La vida de Isabel no fue solo sus tareas como reina, sino que desde su niñez mantuvo muchos hobbies. Montar a caballo es uno de aquellos intereses, aunque lo que mas destacó a la reina fue su relación especial con los perros.

En su cumpleaños numero 18, Isabel recibió una Corgi llamada Susan. Desde ese momento, dedicó una gran parte de su tiempo a criar esta raza de perros, creando incluso una nueva raza llamada Dorgi como resultado del apareamiento de un descendiente de Susan con un Dachsland.
Su afición a los caballos produjo lo que tal vez fue el dilema más importante y polémico de su vida. Diana Spencer, quien sería la primer esposa de su hijo Carlos, era hija del oficial a cargo de los caballos de la reina.
La relación entre la reina Isabel II y Lady Di es un misterio que quizás nunca se revele. En un comienzo, la relación era más que buena, la reina la encontraba encantadora y apropiada. Las aptitudes de Diana para realizar actividades al aire libre fue lo que encantó a su majestad.

Los problemas entre Diana y la familia real surgieron cuando salió a la luz la infidelidad de Carlos con Camilla, hecho que terminó en los tabloides; y se deterioró aún más cuando la princesa comenzó a padecer bulimia.
Los mayores problemas en la relación entre ambas mujeres se produjeron por actitudes que la monarca reprobaba.
El trato de Diana al personal de servicio, a quienes hablaba de su vida privada, los desequilibrios de la princesa y la entrevista que realizó en 1995 con Martin Bashir donde confesó una relación extramarital con James Hewitt fueron, entre otros, los hechos que sepultaron la relación.
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