Cuatro de cada 10 estudiantes de universidades nacionales son pobres

Escrito por: | Publicado: 16 de Octubre de 2024

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Los datos reveladores sobre la situación de los estudiantes universitarios en Argentina muestran que 4 de cada 10 provienen de familias en condiciones de pobreza. Esta información, obtenida de la Encuesta Permanente de Hogares, contradice las afirmaciones del Presidente, quien había sostenido que “los hijos de los ricos” eran los principales beneficiarios de la educación superior. Según el Anuario Estadístico de la Secretaría de Políticas Universitarias, cerca del 70% de los estudiantes son la primera generación en acceder a la educación superior.

“En un país donde la gran mayoría de los niños son pobres y no saben leer, escribir ni realizar una operación matemática básica, el mito de la universidad gratuita se convierte en un subsidio de los pobres hacia los ricos, cuyos hijos son los únicos que llegan a la universidad con los recursos, la cultura y el tiempo común para poder estudiar”, sostuvo Javier Milei el sábado al presentar el nuevo nombre del ex CCK, que ahora se llama Centro Cultural Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento, según un nuevo decreto presidencial.

No obstante, los datos contradicen las declaraciones de Milei, revelando que casi la mitad de los alumnos de universidades públicas viven por debajo de la línea de pobreza.

“el 42,6% de los estudiantes universitarios en el sistema público es pobre.”

El análisis de Leopoldo Tornarolli, economista del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata, revela que el 42,6% de los estudiantes universitarios en el sistema público es pobre. Este cálculo se basa en los datos de la Encuesta Permanente de Hogares y corresponde al semestre de octubre de 2023 a marzo de 2024, el último completo con microdatos, ya que los publicados por el INDEC llegan solo hasta el primer trimestre de este año.

Si se amplía la consideración a los estudiantes del nivel superior público—que incluye terciario, universitario y posgrado—el porcentaje se eleva al 43,1%. Tornarolli explicó que “la tasa de pobreza en el período octubre 2023-marzo 2024 fue del 50%, mientras que en el primer semestre de 2024 fue de 52,9%. Normalmente, cuando sube la pobreza general, también lo hace en cada grupo en proporciones similares”.

El número de estudiantes universitarios en el sistema público que se encuentra debajo de la línea de pobreza ha ido en aumento sostenido en los últimos años. Según los datos de Tornarolli, en 2016, este porcentaje era del 23,2%, y desde entonces no ha dejado de crecer, salvo por breves periodos de estabilización.

Tornarolli, quien dirige el Proyecto SEDLAC—una Base de Datos Socioeconómicos para América Latina y el Caribe—señaló que “cuando se expande el acceso a un nuevo servicio, los nuevos beneficiarios tienden a ser de grupos menos favorecidos que los beneficiarios previos”. Además, advirtió que actualmente en Argentina se observan dos efectos combinados: “Más gente de bajos ingresos entra al sistema que en el pasado, y más personas dentro del sistema se convierten en de bajos ingresos debido a la situación económica actual”.

“la educación superior se ha democratizado en Argentina”

Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, una ONG especializada en políticas públicas, comentó que “aunque es cierto que los sectores medios acceden más a la universidad que los más bajos—y esto se observa a nivel mundial—no significa que los sectores bajos no lo hagan”. Destacó que “la educación superior se ha democratizado en Argentina; en 2003, el 31,6% de los estudiantes de nivel superior en instituciones públicas provenían de los quintiles 1 y 2 (los más pobres). Hoy, esa cifra ha aumentado 10 puntos, alcanzando el 42,1%”.

En una conversación con Infobae, Schteingart—sociólogo y curador del sitio Argendata—indicó que “la tendencia es que, con el tiempo, el acceso a la universidad se amplía y las personas de los segmentos más bajos de la pirámide social comienzan a participar más en la educación”. Esto ha llevado a que, en Argentina, al igual que en muchos otros países, la desigualdad educativa medida por años de escolarización haya disminuido con el tiempo. A pesar de lo que sostiene el sentido común sobre un aumento en las desigualdades educativas, la desigualdad medida por el coeficiente de Gini en años de escolarización ha ido en descenso.

Primera Generación de Universitarios

Milei también afirmó el sábado que “la universidad ha dejado de ser una herramienta de movilidad social para convertirse en un obstáculo para la misma”. Sin embargo, el último Anuario Estadístico Universitario, publicado por la Secretaría de Políticas Universitarias, contradice esta afirmación.

Infobae examinó el capítulo sobre la Población Estudiantil de Pregrado y Grado en instituciones de gestión estatal de ese Anuario, que utiliza datos de 2022: de las 56 universidades nacionales, en 41, más de la mitad de los nuevos inscritos son primera generación de universitarios.

Las tres universidades con mayor proporción de nuevos inscriptos cuyos padres no asistieron a la universidad están en el Conurbano bonaerense. Todas ellas fueron creadas en 2009, durante el gobierno de Cristina Kirchner: la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), ubicada en Florencio Varela; la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ); y la Universidad Nacional del Oeste (UNO), en San Antonio de Padua, partido de Merlo. En estas instituciones, 7 de cada 10 alumnos provienen de hogares cuyos progenitores no accedieron a la educación universitaria. Entre 2012 y 2022, el número de estudiantes universitarios de pregrado y grado en universidades públicas nacionales creció un 40%, pasando de 1.394.782 en 2012 a 1.955.107 en 2022, según los datos del Anuario Estadístico.

“Argentina pasó de tener un 2% de su población mayor de 25 años con título de educación superior, según el censo de 1970, al 19% actual”

“Hay una tendencia creciente en el porcentaje de la población argentina que se gradúa en educación superior o que es estudiante universitaria. Esto explica por qué Argentina pasó de tener un 2% de su población mayor de 25 años con título de educación superior, según el censo de 1970, al 19% actual, con estudios superiores completos, incluidos terciarios, pero principalmente universitarios”, afirmó Schteingart.

“Que haya un alto porcentaje de estudiantes cuyos padres no son universitarios es la otra cara de este fenómeno. La difusión de la educación en los distintos niveles, especialmente en el terciario en las últimas décadas, es una tendencia global, no exclusiva de Argentina. En algunos países, este proceso avanza incluso más rápido”, agregó Schteingart, quien fue titular de la Unidad Ejecutora Especial Temporaria Argentina Productiva 2030, bajo el Ministerio de Desarrollo Productivo durante el gobierno de Alberto Fernández.

Sin embargo, Schteingart advirtió que el aumento en la cantidad de alumnos en el nivel superior no está necesariamente alineado con la discusión sobre la calidad educativa. “Desde los años 70, medir la calidad es complicado. Todos dicen que ha empeorado el nivel primario, pero si observamos la cantidad de personas que llegan a la secundaria y a la universidad, vemos un crecimiento constante”.

Menor Desocupación y Mejores Salarios

Por otra parte, entre los egresados universitarios, según datos de la Encuesta Permanente de Hogares, la tasa de desocupación es inferior y el salario promedio es más alto en comparación con el resto de los trabajadores. “Esto es una tendencia global. En las edades medias de la adultez—entre 30 y 50 años—la desocupación nunca ha superado el 4% en los últimos 20 años. En contraste, en quienes tienen menos educación, la tasa es mayor”, analizó Schteingart.

“Los ingresos aumentan con un mayor nivel educativo. Según la EPH 2023, el salario por hora de una persona con título universitario es un 53% más alto que el de alguien que solo finalizó la secundaria”, destacó. “La gente estudia no solo por amor al arte, sino también porque maximiza sus posibilidades de inserción laboral, de conseguir un empleo mejor remunerado y con mayor jerarquía”, concluyó este sociólogo.

 

Escrito por Desde Matanza

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