
El frio polar que atraviesa el país provocó un pico histórico en el consumo de gas, el miércoles, la demanda prioritaria —que incluye hogares, hospitales y escuelas— alcanzó los 100,3 millones de metros cúbicos diarios, un récord absoluto. Este aumento coincidió con temperaturas mínimas que no se veían desde hace tres décadas. La situación derivó en cortes de suministro en diferentes puntos del país, tanto en estaciones de GNC como en industrias con contratos interrumpibles.
Desde el lunes comenzaron los recortes en estos sectores, pero la situación se agravó a mitad de semana. A partir del miércoles, se registraron interrupciones incluso en contratos en firme, lo que representa un hecho inusual. La gravedad del escenario quedó en evidencia en Mar del Plata, donde hubo cortes en hogares, la llamada “demanda prioritaria”. Esa categoría debería ser la última en sufrir restricciones, por lo que encendió alarmas en todo el sistema.
A los niveles de consumo sin precedentes se sumaron otros factores críticos. La inyección desde Vaca Muerta fue insuficiente, se detectaron dificultades en el sistema de transporte de gas, y el freno a la obra pública complicó aún más la operación. Frente a este panorama, el Gobierno decidió activar un comité de emergencia. Además, se optó por recortar exportaciones para intentar sostener el abastecimiento interno.
Desde una de las compañías del sector, señalaron: “Es un día a día, la normalización la va a acelerar el clima”. Según las previsiones de Enargas, este jueves las temperaturas serían dos grados más altas que el día anterior, lo que podría aliviar la demanda. Aun así, los cortes en estaciones de servicio e industrias se mantuvieron para “priorizar la demanda prioritaria”.
Aunque los cortes en contratos interrumpibles son habituales durante picos de consumo, no lo es que también se afecte a quienes tienen contratos en firme. Esta situación ya se había vivido en 2024, cuando las importaciones de gas por barco no alcanzaban a cubrir la demanda y el gasoducto desde Vaca Muerta operaba con capacidad reducida. Ahora, los mismos factores se combinan con un invierno más crudo y mayor fragilidad en la infraestructura.