Esteban Bellido (39) había dejado el auto en el mecánico. Caminaba de vuelta el lunes a la mañana en Virrey del Pino cuando fue sorprendido por al menos once efectivos de la Policía Bonaerense que, aparentemente sin mediar palabra, lo acribillaron por la espalda. Para su familia, el crimen en La Matanza es otro caso de gatillo fácil: “La Policía está para cuidarnos, no para matarnos. ¿Para qué tiran?”.
Bellido era apodado “El jujeño”. Padre de tres hijos, trabajaba como operario en la fábrica de gaseosas Manaos. Solía moverse en auto, pero por mera casualidad, este lunes estaba a pie en el Barrio Vernazza cuando quedó en medio de un operativo antidrogas de las fuerzas provinciales, que buscaban desbaratar un supuesto búnker que funcionaba en la zona. No estaba armado ni se interpuso al accionar policial, indicaron los testigos.
“Venían en busca de supuestos narcos y entraron disparando sin mirar”, declaró a Todo Noticias Andrea, una vecina que presenció toda la secuencia desde el techo de su casa. Bellido habría intentado escapar pero “le tiraron por la espalda, hubo entre 11 y 18 disparos”. Además, “no le dieron voz de alto, no le dijeron que se detenga ni que se tire al piso. El ‘Juje’ no tenía armas, no tenía nada”.
Fueron dos impactos de bala. El primer proyectil ingresó por el lado derecho de la espalda y le desgarró el pulmón antes de salir por el pecho y perderse en la escena. El segundo lo hirió en la muñeca. Bellido falleció instantes después, contó Andrea, “en la puerta de la casa” de la vecina y “ahogado con su propia sangre”. Cuando la ambulancia arribó al lugar, el hombre yacía sin vida.

Es lunes por la tarde. A la vera de la Ruta 3, una veintena de personas rompe y salta sobre un patrullero vacío. Son familiares, allegados y vecinos del hombre que fue asesinado por la bonaerense algunas horas antes. Al día siguiente, en una marcha pacífica, reclaman: “Es un caso más de gatillo fácil. No sabemos en manos de quién estamos porque la misma Policía que tiene que cuidarnos es la que te mata por atrás”.
Las palabras eran de Karina, cuñada de Bellido, en diálogo con C5N. “Esteban no portaba armas. Es un laburante, tenía un bebé recién nacido. Soñaba con ofrecerle a su familia una casa y arreglar el auto”, expresó. Adolfo, hermano de la víctima, coincidió: “¿Vos podés creer que fue a dejar el auto al mecánico y me lo mató la Policía? ¿Para qué tiran?”.
“Mi hermano dejó el auto y escuchó los tiros. Obvio que corrió, como vos, como yo, como cualquiera. ¿Escuchás un tiro y qué hacés, te vas a quedar parado para que te peguen? Y le pegaron dos a mi hermano por la espalda. Después no vino la ambulancia, no vino nadie. Ni a un perro se lo abandona así”, sentenció su hermano.
Otro tanto queda por verificarse sobre la naturaleza del operativo que llevaban a cabo las fuerzas. “Hablé con el fiscal y me dijo que no había ninguna orden: los efectivos no tenían por qué estar ahí. Cuando yo llegué, la Policía no me sabía explicar”, criticó Adolfo.

Los once agentes implicados en el crimen fueron aprehendidos por la Fiscalía de Homicidios de La Matanza a cargo de Gastón Duplaá. Sobre ellos pesa la causa de homicidio “agravado por haber sido cometido por un miembro de una fuerza de seguridad”. Por obvias razones, el cuerpo bonaerense no puede hacerse cargo del caso, por lo que la investigación recayó en la Gendarmería Nacional (GNA).
El fiscal acudió a la escena junto a Gendarmería oportunamente. Las pesquisas en el lugar del crimen se sumaron a la autopsia a la víctima, cuyos resultados preliminares ya han sido revelados, así como los peritajes balísticos y el barrido electrónico para determinar cuáles de los policías dispararon.
Una cuestión central estresa el avance de la investigación: falta una bala; y no cualquiera, sino la que atravesó el pecho de Bellido y le asestó el golpe mortal. El proyectil no fue recuperado durante las pesquisas de Gendarmería y no podrá ser cotejado, lo que priva de información esencial a la causa.
Por otra parte, las primeras averiguaciones dieron por tierra con la hipótesis de tiroteo que inicialmente había circulado. Los investigadores no encontraron en la escena ningún arma que pueda haber pertenecido a la víctima, lo que se condice con la versión de los testigos. Habrá mayores certezas sobre la secuencia con el peritaje de cámaras de seguridad de la zona.
A los análisis de la GNA se sumó ayer la primera indagatoria a los acusados. “Negaron el hecho y puntualmente aseguraron no haber matado a nadie”, informó Télam en base a los datos de los voceros. La Justicia también se halla tomando testimonios a los vecinos involucrados, que ya declararon en sede policial pero deben ratificar sus dichos ante fiscalía.
Tras los reclamos de los familiares y allegados de Bellido en protesta por el caso de presunto gatillo fácil, el propio ministerio de Seguridad provincial a cargo de Sergio Berni se manifestó respecto al accionar de la fuerza bonaerense en La Matanza y admitió que “lo que hizo la Policía está mal. Por eso hicimos la denuncia más allá de las explicaciones que intentaron dar, porque nada de lo que nos habían dicho nos cerraba”.
Los once imputados se encuentran bajo la defensa del abogado Rubén Fernández, quien en comunicación con la prensa detalló que pedirá a los agentes que declaren frente a las autoridades. “No hay nada que ocultar, no hay pacto de silencio; y si se van a deslindar responsabilidades será como marca la ley”, apuntó el letrado.
Con pericias actualmente en curso y a la espera de avances en la investigación para determinar si se trató de un caso de gatillo fácil, el crimen de Bellido aspira a un desenlace tardío o temprano. El esclarecimiento y la condena de los efectivos traería paz a la familia de la víctima, que continúa con su reclamo de Justicia. Luego quedará por resolver el dilema planteado por Adolfo: “La Policía nos tiene que cuidar, no nos tiene que matar”.
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