
Luciano Arruga, de 16 años, fue visto por última vez el 31 de enero de 2009, en Lomas del Mirador. El joven matancero regresaba a su hogar en el barrio 12 de Octubre. Se había reunido con sus amigos en una plaza, siendo la última vez en que sus seres queridos lo vieron con vida. El 17 de octubre de 2014 su cuerpo se halló en el Cementerio de la Chacarita bajo el rótulo de NN (es decir, sin nombre). Luciano Arruga Desaparición
No obstante, su identidad se confirmó dos años después, en 2016. La causa de muerte se estableció como un accidente de tránsito en el que atropellaron al joven, ocurrido el mismo día de su desaparición. El lugar del hecho se ubicaba a unas quince cuadras de su casa, en la intersección entre Emilio Castro y General Paz. Aunque el conductor llamó a la ambulancia, que llevó a Luciano al Hospital Santojanni, Luciano murió el 1 de febrero. Ese mismo día su familia lo había ido a buscar a ese centro médico y les dijeron que había ingresado una víctima de accidente de tráfico, pero que tenía entre 25 a 30 años.
Su cuerpo permaneció en la morgue dos días, para después tener entierro en el mencionado cementerio. Allí estuvo por años sin identidad, hasta el 17 de octubre de 2014. Primero se lo identificó por sus huellas dactilares, que ya estaban registradas en el destacamento policial de Lomas del Mirador. Luego, se le realizó una prueba de ADN que confirmó que el cuerpo, efectivamente, correspondía a Luciano Arruga.
La autopsia reveló que tenía diversos traumatismos en la cabeza, el torso y los tobillos. Asimismo, según informó el diario Perfil, los peritajes ratificaron que Luciano estuvo en la comisaría 8ª de Lomas de Mirador, y posteriormente, en un patrullero que realizó un recorrido por descampados, sin seguir su protocolo establecido.
La desaparición quedó tramitada por la fiscal Roxana Castelli, pero debido al entorpecimiento del caso, según informó Télam, pasó al fuero federal de Morón. El caso quedó caratulado como “desaparición forzada de persona”. Hubo ocho imputados: Daniel Vázquez y Oscar Fecter, subtenientes de Lomas de Zamora; Néstor Díaz de Esteban Echeverría y Ariel Herrera, subcomisarios de Morón; Martín Monte de Pompeya y Damián Sotelo, José Márquez y Hernán Zeliz, policías también provenientes de Morón. Sin embargo, estos fueron sobreseídos y volvieron a ejercer en la Policía en distintas localidades.
Ya había sido detenido y torturado por la Policía en el 2008, confirmó Vanesa Orieta, hermana de la víctima, por negarse a robar bajo su protección. Orieta aseguró que lo escuchó gritar cuando lo fue a buscar al destacamento. Además, el fallecido le contó que lo habían “molido a golpes”, recluido en una cocina y amenazado con que iba aparecer “en un zanjón”. Por dicha causa el efectivo Diego Torales recibiría una condena en 2015 por unanimidad a diez años de prisión.
Desde la desaparición, la familia de Arruga ha denunciado la violencia institucional como el motivo, así como también las amenazas que recibieron a lo largo de ese tiempo. A 14 años de su fallecimiento no hay imputados por la causa. Su familia, junto con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que tuvo una participación clave en el caso, continúan exigiendo justicia. De igual forma, la colectividad, conformada por esta familia, por ONGs y por otras víctimas de la violencia ejercida por la Policía deciden divulgar la información para lograr la toma de conciencia en la sociedad.
El caso de Luciano Arruga fue llevado en formato documental a la pantalla grande y premiado en el Festival de Trieste. La producción denominada “¿Quién mató a mi hermano?” se centra en la lucha colectiva por el esclarecimiento de la desaparición y posterior fallecimiento de Luciano Arruga. El film resultó ser un éxito en el país, con localidades agotadas. Hace especial hincapié en la hermana de la víctima, Vanesa Orieta, protagonista indiscutible en el caso y en la lucha contra la violencia institucional.
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