En 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 11 de febrero como Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia. El objetivo fue dar reconocimiento al papel clave que ocupan las mujeres en la comunidad científica. Mejor tarde que nunca. Reconocer a la mujer y niña de la ciencia nos da lugar a cuestionar cuán distintas habrían sido las preguntas.
Además de reconocer, se destaca a las mujeres como agentes de cambio y promotoras de la equidad en la formación y estudios de la ciencia. A pesar de la enorme brecha de género en diversos rubros, en la ciencia se busca dar respuestas diferentes a las mismas preguntas
La importancia de quién pregunta
Darle lugar a la mujer, no es sólo un protocolo. Es un marco de acción, un cambio de perspectiva y de enfoque de resolución de problemáticas. Al respecto, hace algunos años, la investigadora de la Universidad de Universidad de Emory (Estados Unidos), Deboleena Roy, expresó en una conferencia:
“Si uno cree que la ciencia es encontrar la verdad, entonces es primordial ver quien hace las preguntas, qué es lo que se quiere saber, porque dependiendo de quien las haga, se buscará (investigará) una u otra cosa”. Además, aseveró: “Si siempre las hacen personas del mismo género, siempre tendrán el mismo enfoque”.
Quien pregunta, guía la investigación. Y si esta actividad está a cargo de, únicamente, varones, las respuestas no van a tener más que una sola tendencia. No tiene que ver con una cuestión de maldad. Simplemente con una cuestión de perspectiva, educación y sociedad.
Qué preguntas nos condenaron a las mujeres y niñas
Si recién en el 2015 se reconoció el día de la niña y mujer de la ciencia es porque, durante todos los años anteriores no hubo una valoración sobre el conocimiento y profesionalidad de las mujeres para hacer preguntas científicas. Tal y como diversas actividades, durante siglos, estuvieron solamente ligadas a los hombres, la ciencia no fue la excepción.
De esta forma, todo lo que se investigaba y, en parte, se investiga, tiene una perspectiva un tanto machista y sesgada. Es así como durante tanto tiempo se asoció la culpabilidad de la mujer en algunas cuestiones con diversas investigaciones científicas. Por ejemplo, no por nada los métodos anticonceptivos estuvieron asociados a una necesidad de inhibir la naturaleza de la mujer por sobre la de los hombres.
Gran parte de los estudios hechos sobre anticoncepción fueron realizados por varones que únicamente se preocuparon por cómo diseñar una nueva hormona que regule la ovulación de la mujer. En cambio, las preguntas las hubieran hecho las mujeres, hoy quizás tendríamos, también, anticonceptivos para regular el cuerpo de los hombres. Y no, únicamente, el de las mujeres.
De igual manera podemos remontarnos a las antiguas teorías evolutivas, teorías científicas, en las que no se da lugar a la mujer, tanto para la investigación como para los resultados de esta. Al respecto, Elena Hernández Corrochano, profesora de Antropología de la UNED, explica en su artículo “Darwin, los antropólogos sociales y las mujeres”: “Darwin dio “una base científica a la universal subordinación de la mujer al hombre. Al darse en todas las sociedades que habían llegado al estado de civilización, se convertía en la mejor posición a la que las mujeres podían aspirar”.
Por otro lado, el historiador israelí Yuval Noah Harari asevera en su ensayo “De animales a dioses. Breve historia de la humanidad” que “el patriarcado ha sido la norma en casi todas las sociedades agrícolas e industriales”. Y, además, agrega: “Ha resistido tenazmente los cambios políticos, las revoluciones sociales y las transformaciones económicas”.
Mujer y niña: La historia nos da la espalda y nosotras un futuro
¿De quién es la culpa? ¿La sociedad agrícola seguida de la industrial? ¿Los teorizadores de siglos de teoría, filosofía y ciencia? ¿Un Dios que nos condenó con la manzana de Eva y sus consecuentes relatos bíblicos? ¿A quién le atribuimos el machismo en la historia, la ciencia y la profesión?
Preguntas hay miles. Al igual que en el mundo científico. Tal vez hoy contemos con respuestas varias. O con ninguna. Lo bueno es que contamos con mujeres en el área que nos brindan y brindarán herramientas nuevas para entender la historia y la realidad.
La mujer y niña de la ciencia fueron reconocidos para romper el hielo machista de la ciencia y las preguntas de la comunidad. Es momento de valorar, fomentar y aceptar que hay maneras de construir un futuro distinto. Que el reconocimiento llegó tarde no es una novedad. Pero llegó y no hay que desaprovecharlo.
Dejamos buenas ideas para pensar en la semana. Para la próxima, prometemos más.
¡Gracias por haber llegado hasta acá! Sé que tu tiempo es importante.
Que tengas una semana diversa, de género feliz y de amor genuino por dar y recibir. Te mando un abrazo.
#GéneroBajoLupa: La columna de Luciana Prachas
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