Entre censura y noticias falsas, el gobierno militar usó la prensa para influir en la opinión sobre la guerra. (tema: prensa Guerra Malvinas)
La relación entre la prensa y el gobierno durante la dictadura militar tuvo sus características particulares a lo largo de los siete años que duró el régimen.
El gobierno militar había empleado mecanismos de censura con el objetivo de limitar el contenido que era considerado subversivo. También querían evitar cualquier alusión a la violencia de Estado o a la desaparición de personas. Como ejemplo de esto tenemos el Comunicado 19 del 24 de marzo, que recluía por tiempo indefinido a quien divulgase información asociada a grupos subversivos. También condenaba a 10 años de prisión a quién difundiera cualquier cosa que pudiera perjudicar a las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales.
Otro ejemplo de esto es el “Servicio Gratuito de Lectura Previa”, que básicamente recibía y corregía los textos periodísticos antes de que fueran publicados.
También hubo mucha autocensura, los medios en general se cuidaban de lo que decían. El régimen aceptaba en parte una prensa que fuera moderada, pero estaba acordado de antemano que no podían decir nada que favoreciera a los grupos subversivos. De este modo, la prensa no estaba del todo limitada y el gobierno cumplía con su ideal de un discurso mediático unificador.
Sin embargo, poco antes de que comenzara el conflicto bélico en Malvinas, algunos medios comenzaron a mostrar sus dudas con respecto al gobierno militar. Había problemas económicos que eran difíciles de manejar y había malestar social. El 30 de marzo de 1982 se convocó a una manifestación en Plaza de Mayo contra la dictadura militar, organizada por la CGT Brasil. Esa manifestación fue fuertemente reprimida. Y parte de esa represión incluyó a trabajadores de la prensa, como reporteros y fotógrafos. Sus materiales de trabajo, cámaras y rollos, fueron destruidos por los militares.
La protesta movilizó aproximadamente 50000, esto da cuenta del descontento popular que estaba incomodando al gobierno militar.
Cuando se recuperan las islas, es el propio gobierno el que se encarga de movilizar gente a las calles. Las fotos en los diarios del 2 de abril muestran apoyo y euforia generalizada. Como dice Cora Gamarnik en su texto La fotografía de prensa durante la guerra de Malvinas: “A partir del 2 de abril la Argentina se transformó en un escenario donde día tras día se representaba la unidad de pueblo y gobierno contra el colonialismo inglés. Las fotos publicadas unánimemente en toda la prensa ayudaron a forjar la imagen de un apoyo monolítico a la decisión de la Junta Militar.”
De este modo, la gran mayoría de los medios se volcó por completo a cubrir información sobre la guerra de Malvinas. Sin embargo, el gobierno fue mucho más estricto de lo que había estado siendo con la prensa. Iniciado el conflicto, el régimen se encargó de controlar el flujo de la información. También limitó la cantidad de revistas y medios que podían publicar y, nuevamente, comenzó con la censura previa. Cualquier tipo de información que ponía en peligro la Seguridad Nacional era prohibida. Además, se encargó de difundir noticias, algunas notoriamente falsas, que los medios periodísticos publicaban. Uno de los casos más emblemáticos de esto, es la portada de la revista Gente y La Actualidad, con el título “¡Estamos Ganando!”. Publicada el 27 de mayo, la revista incluía imágenes de barcos y helicópteros ingleses destruidos.
Este tipo de medidas llevadas a cabo por el gobierno, contribuyeron a llevar adelante su objetivo de unidad nacional. Frente a la crisis de poder que estaba afrontando el régimen, la causa por la soberanía de las islas ayudó a darles un poco de aire. La prensa también colaboró a instaurar la exacerbación nacionalista que ponía a toda la ciudadanía a favor de una misma causa.
La autora Lucrecia Escudero, en su libro Malvinas: El Gran Relato, caracteriza la forma en que la prensa se manejó durante el conflicto. Primero destaca, durante el tiempo que duró la guerra, cómo los medios se adaptaron para poder incluir en su contenido la cuestión bélica. El tema Malvinas abarcaba gran parte del contenido informativo. Las diferentes sesiones de los diarios hablaban de la guerra.
Era difícil encontrar un espacio que cubriera un tema que no fuera Malvinas. Esto Escudero lo define como “síndrome de permeabilidad de la información”. Con esto, se está refiriendo a está particularidad de la prensa de evitar cualquier espacio “neutral” entre sus secciones. De este modo, el lector no tenía escapatoria. Siempre que abría un diario o una revista, el tema de la guerra estaba ahí, como si fuese inevitable leer sobre él.
Otra característica que Lucrecia Escudero destaca es lo que llamó “síndrome de malvinización de la información”. Escudero usa esto para definir la centralidad de la información alrededor de la guerra. Tanto las revistas como los diarios fueron productores de una visibilidad inmediata de lo que pasaba en las islas. Para ello, algunos medios periodísticos modificaron su propia estructura para poder centrarse en la guerra.
En el caso de la revista Gente y La Actualidad, el 90% de su espacio fue dedicado al conflicto armado. En su libro, Escudero toma el total de noticias publicadas entre el 02 de abril y el 16 de junio de 1982 por Clarín y La Nación. Y señala que, en el caso de Clarín, el 53,21% de esas noticias hablaban de Malvinas. En el caso de La Nación, el 29,50% de las noticias publicadas hablaban sobre Malvinas. De esta forma se denota la constancia con la cuál el conflicto era cubierto por los medios.
Del 8 al 9 de mayo, por ejemplo, se transmitió un programa durante todo un día, llamado “Las 24 de Malvinas”. Fue producido por ATC y conducido por Cacho Fontana y Pinky. Contó con la aparición de un montón de famosos como Maradona, Susana Giménez, Andrea del Boca, Moria Casán, Tato Bores, Olmedo y Porcel, René Favarolo, entre otros. Todos ellos aportaron donaciones para los soldados en Malvinas. Eventualmente se llegó a recolectar 10 millones de dólares, que se sumaron a lo que ya estaba juntando el Fondo Patriótico Argentino.
El caso de la revista Gente y La Actualidad también era llamativo. Publicaba ediciones con títulos como “Estamos Ganando”, “Vamos a atacar”, “Nosotros vienen ellos esperamos” “Vimos rendirse a los ingleses”, entre otros. Sus portadas incluían una fotografía que ocupaba gran parte de la tapa. Con estos títulos llamativos y triunfalistas, escritos en plural, la revista involucraba a los lectores en lo que pasaba en Malvinas. Aunque no estaban en las islas combatiendo, quien leía esos títulos, inevitablemente, veía la causa como un compromiso nacional que involucraba a todo ciudadano.
Gamarnik, en su ya mencionado texto, La fotografía de prensa durante la guerra de Malvinas, señala algunas características que solían tener las fotos de los soldados en las islas. En general, los mostraban felices y sonrientes. Parecía que estuviesen contentos de cumplir con su deber. En algunos casos, las fotografías que tomaban, eran de antes de que iniciara el conflicto. Gamarnik señala que esas fotos contribuían a generar la sensación de que los soldados estaban bien y que las colectas desde el continente para ayudarlos tenían éxito.
Sin embargo, también aparecieron fotografías que mostraban una realidad diferente que vivían los soldados. El hambre y el frío que padecieron. Ell estado de delgadez y suciedad en el que se encontraban. El miedo y la confusión que sentían. Las fotografías de Daniel García y Omar Torres, son un ejemplo de esto. De esta manera, Gamarnik plantea el rol que tenían los fotoperiodistas de hacer visible lo que era permanentemente ocultado.
El 24 de junio la revista Gente y La Actualidad publica una edición titulada: “La guerra que no vimos”. Abandonando el tono triunfalista y sensacionalista previo. Ahí se empiezan a mostrar algunas fotos de soldados regresando al continente. Se hacía un poco más evidente que la guerra no representaba tanto entusiasmo.