
En las últimas horas, se generó un fuerte rechazo hacia una serie de publicidades difundidas en estaciones de servicio de Entre Ríos y Córdoba, que, bajo un tono de supuesto humor, hacían referencia al secuestro de mujeres en bolsas de basura para “sacárselas de encima” por pesadas.
El material fue cuestionado de inmediato por organizaciones sociales, colectivos feministas y usuarios en redes, quienes señalaron que estas piezas publicitarias reproducen estereotipos violentos y trivializan situaciones vinculadas a la violencia machista. La controversia escaló rápidamente debido a que las imágenes se exhibieron en espacios de amplia circulación.
Ante la polémica, la agencia de marketing responsable de la campaña difundió un comunicado para desligar de responsabilidades a los propietarios de las estaciones. El texto estuvo firmado por una mujer, quien asumió la autoría de la idea. “Como mujer, comprendo la sensibilidad que ciertos mensajes pueden generar y asumo la responsabilidad de no haberlo expresado de la manera más clara”, afirmó en la nota, intentando atenuar el impacto del mensaje.
Pese a la aclaración, las críticas no cesaron, ya que el comunicado se consideró insuficiente frente a la magnitud de la problemática que tocaba de manera irrespetuosa.
La polémica se da en un país atravesado por cifras alarmantes. Según datos del Observatorio “Ahora que sí nos ven”, en lo que va del año en la Argentina murió una mujer cada 36 horas víctima de femicidio. El registro ya contabiliza al menos 164 casos en lo que va de 2025, lo que dimensiona la gravedad del problema y la sensibilidad social frente a cualquier intento de banalizarlo.
El caso vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de revisar los criterios con los que se elaboran mensajes publicitarios, sobre todo en un contexto donde la violencia contra las mujeres continúa siendo una de las problemáticas más urgentes.
La rápida reacción de repudio evidencia que la sociedad ya no tolera que, bajo la excusa del humor, se difundan mensajes que refuercen patrones violentos o naturalicen la desigualdad de género. El episodio deja, además, un llamado de atención a las agencias y empresas para que asuman un compromiso real con la comunicación responsable.