
En un país atravesado históricamente por vaivenes económicos y la inestabilidad política, el cuidado de la salud mental se vuelve no solo una necesidad individual, sino una responsabilidad colectiva. La Argentina transita actualmente un nuevo ciclo de incertidumbre financiera, inflación persistente, recortes presupuestarios y cambios drásticos en políticas públicas que, más allá de lo económico, impactan directamente en el bienestar emocional de su población.
En este escenario, los más jóvenes cargan con un peso particularmente complejo. La sensación de futuro incierto, la dificultad para proyectarse a largo plazo, y la frustración de ver truncados sueños personales y profesionales, son factores que afectan su salud mental de forma silenciosa pero profunda. No se trata solo de estrés: aumentan los casos de ansiedad, depresión y trastornos vinculados a la sensación de inestabilidad. El contexto social influye, y no puede desligarse de la salud emocional.
Garantizar el acceso a una atención psicológica de calidad, gratuita y sostenida en el tiempo. Hoy, sin embargo, el sistema de salud mental enfrenta serios desafíos: falta de presupuesto, escasez de profesionales en instituciones públicas y una demanda en aumento que no encuentra respuesta adecuada. En este contexto, invertir en salud mental no es un gasto, sino una política pública esencial.
Además, muchos consideran urgente que el gobierno impulse políticas activas que protejan los proyectos de vida de la juventud. Desde el acceso a la educación superior hasta el fomento del empleo digno y estable, pasando por espacios de participación cultural y comunitaria, cada una de estas acciones contribuye a sostener la salud emocional de una generación que necesita sentir que el esfuerzo tiene sentido y que su lugar en la sociedad está garantizado.
Cuidar la salud mental en tiempos difíciles es también una forma de cuidar el tejido social. Y para eso, es imprescindible una mirada política que entienda que el bienestar emocional no es un lujo, sino una base indispensable para cualquier desarrollo humano y colectivo.
Escrito por Desde Matanza