Fue creada, con mucho esfuerzo y dedicación, en 1953. Luego, con amor y perseverancia se reabrió hace 6 años, ya que permaneció 23 años cerrada por un político que se apropió de la instalación. Mercedes Castillo, una de las vecinas que organiza y participa de la Sociedad de Fomento, contó como fue el recorrido que tuvo la sociedad desde sus inicios, hasta la actualidad y como fue trabajar en este contexto de pandemia. Sociedad fomento san carlos
La Sociedad de Fomento San Carlos se fundó el 12 de julio de 1953. Un grupo de vecinos se reunieron pensando en un espacio en común para compartir. De esta manera, se fueron agrupando para que ese lugar, que era un campo con una piecita, logre transformarse en un espacio en el que todos los vecinos pudieran ser parte.
Lamentablemente, permaneció cerrado durante 23 años, ya que un político del barrio se apropió de la institución y entre amenazas, los vecinos quedaron desplazados. Durante esos años, el sitio se convirtió en una fábrica, taller mecánico, rotisería, pool, entre otras.
“Funcionaba una sociedad de fomento, pero para las instituciones, porque para el barrio estaba cerrado”, explicó Mercedes. Este 2021, se cumplen seis años de su nueva apertura, y contó con emoción que su padre fue uno de los vecinos que dedicó su tiempo a la creación del lugar y por eso ella se crio ahí. “Yo creo que las nuevas generaciones se activaron a abrirla porque no tuvieron el club de su barrio, no había nada que los hiciera sentir parte de algo”, enfatizó orgullosa del trabajo realizado por los jóvenes.
Al principio de iniciar de nuevo este camino hacia el espacio común, recibieron amenazas y fue la razón por la que debieron colocar cámaras de seguridad.
Lo último que agregó sobre esos años desoladores del cierre de la organización fue: “La función de una sociedad de fomento no era esa. No es el beneficio propio, sino que ese beneficio tiene que ser colectivo. Acá toda la gente que viene lo hace gratis y si haces un evento tiene que ser en beneficio de la sociedad, por algún chico que este enfermo, o si hubo algún incendio para ayudar a la familia”.

Antes de la pandemia, funcionaban aproximadamente 23 actividades, entre ellas, para que la gente termine la primaria, actividades artísticas, manualidades, danzas, entrenamiento funcional, etc. No pueden realizar deportes colectivos por la falta de espacio, pero su ideal es algún día poder llegar a construir una cancha.
Los vecinos tuvieron siempre puesta la camiseta del barrio, y con mucho esfuerzo, ya que no reciben plata de ningún lado, fueron realizando las instalaciones que se necesitaban. Además, a través de sus compras y de donaciones fueron poniendo heladeras, hornos, materiales de limpieza, entre otros elementos esenciales.
En épocas normales, es decir, antes de la realidad que transitamos con el coronavirus, realizaban campañas de vacunación, de castración, de primeros auxilios y hacían charlas sobre los distintos temas necesarios que demandaba la sociedad. También, funcionó siempre como lugar de encuentro para aquellas personas que sufrían algún hecho de inseguridad y se juntaban con otros vecinos para hablar sobre lo sucedido y en conjunto ir a la comisaría.
Durante la pandemia, muchos vecinos dejaron de trabajar, razón por la cual desde el 9 de abril hasta el 19 de noviembre realizaron 67 ollas populares. “Fue triste pero necesario hacerlo”, comentó Castillo. Además, describió la importancia de las redes sociales, ya que a través de ahí publicaban cuáles eran los alimentos que necesitaban para conseguir las donaciones.
Mientras transcurrió la cuarentena, la olla popular fue la única actividad. Al principio, compraban todo con parte de sus sueldos y de las donaciones. Luego, comenzaron con la venta de empanadas y locro, o de pastelitos el 25 de mayo, y así poder recaudar el dinero suficiente para cubrir las necesidades. “Los mejores pucheros que comí en mi vida, fue en esta olla”, contó entre risas Mercedes.
Al cerrar la olla generó tristeza, pero de a poco se estaba volviendo a mover las actividades, por lo que los vecinos pudieron salir a buscar trabajo. A su vez, Mercedes que piensa siempre en la gente de su alrededor, tiene la idea de armar una cooperativa de trabajo con 23 familias. “Estoy pensando en que va a ser la cooperativa, darle el empujón para que a esa gente le cambie la vida”, relató.
En la actualidad se están encargando de refaccionar y hacer arreglos en la sociedad, ya que ellos van al ritmo de los colegios. Es decir, que cuando todos los chicos estén en condiciones de ir a la escuela (sin las burbujas establecidas) volverán a abrir.

El 20 de marzo harán una feria para los vecinos emprendedores que necesitan trabajar y contará con 20 puestos. El 21 de marzo realizarán los aptos físicos para quienes necesiten presentarlo en el colegio o en un club, su costo es de $600, ya que contrataron un servicio médico para que lo haga. Finalmente, el 4 de abril se establecerá la campaña oftalmológica. Sociedad fomento san carlos
“Para mí el Barrio San Carlos es muy importante, es mi barrio, yo soy parte. Voy a hacer todo lo que tenga que hacer, aunque implique mi tiempo, energía y hasta mi plata para decir que estamos mejor, que no lo dejamos caer. Yo vi crecer el barrio y me acuerdo de cuando no había secundaria”, reflexionó para finalizar Mercedes.