Las nuevas tecnologías acaparan absolutamente todos los mercados, y claramente, el arte no quedará fuera. Desde crytoarte hasta este ingenioso proyecto, los museos están incorporando inteligencia artificial y aplicaciones de big data. Tanto es así que la Agencia Nacional de Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Sostenible de Italia (ENEA), probó por primera vez el monitoreo en Bolonia.
Se coloca una cámara cerca de los cuadros y el sistema registra automáticamente el rostro de quien mira la obra. Luego, el aparato detecta los comportamientos relacionados con la misma, por ejemplo. El camino recorrido para acercarse o, el número de personas que miraron la pintura. También mide el tiempo de observación, la edad, género y hasta el estado de ánimo de los visitantes. Toda esa información es mandada a un servidor donde se procesa y almacena el análisis interactivo multidimensional. Asimismo, no involucra directamente al público, o sea el mismo no debe hacer algo voluntario para la recopilación de datos. Además, puede utilizarse para detectar el correcto uso del barbijo y la distancia social en fase de emergencia sanitaria, aumentando la seguridad de los museos.
Los encargados del proyecto ya dieron a conocer algunos resultados, donde se puede ver que las personas no pasan más de cuatro o cinco segundos frente a una obra, y el tiempo máximo es de quince segundos. Este nuevo sistema viene a mejorar la experiencia museística, haciendo más interesante el recorrido de los espectadores. De esta forma, podría ser una guía para saber qué cuadros son mayormente observados o gustan más. Es, en algún sentido, por parte de los museos, una manera de democratizar un poco más los recorridos, captar mayor audiencia y un modo de desarticulación institucional como “templo del saber”.
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