
La Secretaría de Finanzas anunció que hoy llevará adelante un nuevo llamado a licitación por un total de 13, 8 billones de pesos en Letras del Tesoro Nacional. Esta decisión se enmarca en un contexto macroeconómico de tensiones financieras crecientes, donde cada medida busca equilibrar la necesidad de financiamiento con el objetivo de mantener bajo control las expectativas del mercado. En paralelo, el Banco Central resolvió esta semana incrementar los encajes bancarios en 3,5 puntos porcentuales a partir de septiembre, elevándolos al 53,5%, lo que constituye un movimiento que impactará de manera directa sobre la liquidez disponible en el sistema financiero. Mientras tanto, el Riesgo País escaló en la jornada de ayer hasta los 829 puntos, un nivel que refleja con crudeza la percepción de los inversores internacionales sobre la capacidad de pago y la estabilidad económica del país.
Este conjunto de decisiones y datos no puede analizarse de forma aislada. La suba de los encajes es interpretada por economistas como una maniobra para absorber pesos y, de esa forma, intentar contener eventuales presiones inflacionarias y cambiarias en el corto plazo. El aumento del Riesgo País, por su parte, revela la preocupación que generan tanto el endeudamiento como la incertidumbre política de cara a los próximos meses. En este marco, la licitación de Letras del Tesoro se presenta como una herramienta clave para cubrir necesidades fiscales inmediatas y, al mismo tiempo, intentar enviar una señal de previsibilidad hacia los mercados.
Los datos difundidos por el INDEC sobre turismo internacional durante julio confirman un escenario complejo. Según las cifras oficiales, ingresaron al país 427,2 mil turistas extranjeros, mientras que un total de 843,1 mil argentinos viajaron al exterior en el mismo período. Estas cifras significan una caída del 16% en el ingreso de visitantes respecto al mismo mes del año pasado y, en contrapartida, un incremento del 26,5% en las salidas de residentes nacionales. El saldo negativo en el movimiento turístico constituye un factor adicional de presión sobre las cuentas externas, ya que implica una mayor demanda de divisas para consumos y gastos fuera del país, en un contexto donde el Banco Central intenta reforzar sus reservas con medidas restrictivas.
Especialistas advierten que esta dinámica refleja, por un lado, la pérdida de competitividad de Argentina como destino frente a otros países de la región y, por el otro, la persistente inclinación de los residentes a viajar al exterior en busca de precios o experiencias más atractivas. Así, la combinación de menos ingresos por turismo receptivo y mayores egresos por turismo emisivo configura un desequilibrio que erosiona aún más las posibilidades de mejorar la balanza de pagos.
A las señales de fragilidad financiera y comercial se sumaron también los últimos números oficiales sobre empleo en 2024. De acuerdo con los datos, el 44,6% de los puestos de trabajo estuvieron ocupados por mujeres y el 55,4% restante por varones, lo que ratifica la brecha de participación de género en el mercado laboral. Sin embargo, lo más llamativo surge del análisis de los ingresos: en los puestos asalariados registrados, las mujeres percibieron un 11,1% menos por hora trabajada que los varones, mientras que en el empleo no registrado la diferencia alcanzó al 12,5%.
La disparidad salarial entre géneros sigue siendo un rasgo estructural que condiciona las posibilidades de desarrollo profesional de millones de trabajadoras en todo el país. A pesar de los avances en materia normativa, la evidencia estadística muestra que las brechas de ingresos no ceden. La ironía que acompaña el informe oficial, “Debe ser porque la desigualdad de derechos y accesos no existe”, expone con crudeza la distancia que todavía persiste entre los discursos de equidad y la realidad concreta de los indicadores laborales.
En este escenario, donde se superponen la fragilidad financiera, las dificultades para atraer turismo y las desigualdades estructurales en el mercado laboral, los desafíos de la política económica resultan múltiples y de difícil resolución. La licitación de Letras del Tesoro, el ajuste en los encajes y las tensiones cambiarias son apenas una parte visible de un entramado más complejo, donde la confianza social y la credibilidad institucional se transforman en activos tan decisivos como los recursos financieros.