
La caza ilegal, la contaminación y la deforestación son muchas de las cuestiones que los profesionales señalan como causantes de la desaparición de las especies animales. Es uno de los temas más discutidos entre la comunidad ecologista, con organizaciones como Greenpeace luchando por la concientización en la sociedad. La lista de animales en peligro es larga y según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, abarca a 40,084 especies. En relación con este tema, una de las prácticas que más controversia causa es la caza furtiva y su contribución en la extinción animal.
De hecho, la muerte a tiros del cazador Riaan Naude reabrió el debate sobre esta práctica y la necesidad de la protección de la fauna en general.
Otro caso que repercutió entre los defensores de los derechos de los animales en Argentina fue el ocurrido en 2021. Cuatro cazadores se filmaron en Buenos Aires mientras disparaban a unos jabalíes desde un helicóptero, video que posteriormente publicaron en redes sociales. Si bien hubo consecuencias legales, no fue tanto por la matanza como por la violación del código aeronáutico. Este determina que solo las naves con fines bélicos pueden accionar armas en un vuelo.
Por otra parte, en Argentina las advertencias del CONICET sobre la vulnerabilidad del huemul y su alarmante disminución llevaron a una discusión generalizada.
Según datos oficiales, actualmente dicha población ronda entre los 350 a 500 ejemplares. Su ciclo de migración y alimentación se vio interrumpida por la caza legal e ilegal. Y se asienta en lugares que no cubren sus necesidades.
Si bien esta no es la única razón de su disminución, si es un factor importante a tener en cuenta a la hora de estudiar el impacto de la acción humana en el hábitat y entre los distintos ejemplares. Y el huemul no es la única especie amenazada por culpa de la caza. Más allá de la moralidad de esta actividad, lo cierto existe un sector de la práctica que no se encuentra regulado por la ley.
La caza furtiva, al no estar regulada por la ley, constituye un riesgo para los animales en peligro de extinguirse, que muchas veces son el foco de los practicantes. Tal es el caso de los tigres, que son muy cotizados en el mercado negro por sus pieles y sus huesos. Incluso por su miembro, muy buscado por los compradores chinos, por los supuestos beneficios que trae a la salud; en particular, a la sexual.
No obstante, uno de los animales más amenazado y cotizado por la caza ilegal es el rinoceronte, particularmente el rinoceronte blanco. El kilo de cuerno puede superar los 50.000 dólares. Según la página oficial SaveTheRhino, este es especialmente buscado debido a la medicina tradicional asiática. Esa disciplina le confiere propiedades curativas contra enfermedades como el reumatismo y la gota, por lo que implica un símbolo de estatus y prestigio.
Asimismo, el aguará guazú, el yaguareté y el suri cordillerano son algunos de los animales que han visto sus poblaciones disminuidas. También son muy buscados por sus pieles, aunque no es el caso de todos los animales víctimas de la caza furtiva. Otras especies buscadas por los cazadores furtivos son el puma y el guazuncho, a fin de exhibir sus cuerpos como trofeos.
En Argentina, la fauna amenazada por la caza o consumo ilegal es múltiple. En esta lista, podemos mencionar al pecarí del chaco, al flamenco andino, al tatú carreta, al huillín y al guacamayo verde.
A su vez, existen leyes que buscan preservar y proteger la fauna en el país, así como regular las diversas practicas que tienen un impacto significativo en la misma. Tales son los casos de la Ley 22.421, que regula todos los problemas relacionados con la fauna silvestre. La complementa el decreto 666/1997, que establece la Protección y conservación de la fauna silvestre. Asimismo, el senado sancionó la Ley Nacional 25.577/0, donde se prohíbe la caza de cetáceos.