En octubre de 2015, Eugenia Tobal vivió un momento que quedaría grabado para siempre en su memoria, en plena Roma, lejos de los sets de filmación y el ritmo vertiginoso de la televisión, la actriz se encontró cara a cara con el Papa Francisco. Fue un instante íntimo, cargado de emoción, en el que pudo expresar lo más profundo de su corazón: “Quiero decirle algo: sólo me falta una cosa para ser feliz… quiero ser mamá”.
Ese encuentro, más allá de las palabras, fue un acto de fe, una conexión única entre dos personas en medio de un escenario sagrado. La respuesta del Papa, que quedó resguardada en la privacidad de esa charla, significó mucho para Eugenia. La emoción fue tan intensa que no pudo contener las lágrimas. El momento fue capturado por un fotógrafo del Observador Romano, cuya imagen recorrió el mundo bajo el título “Por qué la fe no quita la libertad”.
En Argentina, esa fotografía conmovió profundamente. Eugenia no solo era una figura reconocida del espectáculo, sino también una mujer poniendo en palabras un deseo compartido por muchas: el de ser madre. Aquella escena frente al Pontífice se convirtió en símbolo de esperanza y de fe en los tiempos de espera.
El tiempo pasó y el deseo encontró su camino. En junio de 2019, Eugenia anunció con discreción la noticia más esperada: estaba embarazada. “Nada más emocionante y hermoso que confirmar que vamos a ser padres”, escribió entonces, reflejando la gratitud y emoción de un deseo cumplido después de un largo recorrido interior. Había comprendido que las cosas suceden cuando deben suceder, y que el amor también puede llegar a transformar los tiempos difíciles. Fue junto a su pareja, Francisco García Ibar, con quien había iniciado una relación en 2017, que emprendió el camino hacia la maternidad.
Siempre reservada con su vida personal, Eugenia eligió compartir esta etapa sin estridencias. No buscó exclusivas ni apariciones mediáticas: sus redes sociales fueron el espacio donde compartió con calidez algunos detalles del embarazo, reflexiones, y agradecimientos.
En diciembre de 2019, cuando tenía 44 años, llegó Ema, su primera hija. Al contar el significado del nombre elegido, la actriz explicó que Ema representa fortaleza. “Si algo tendrá en su ADN es justamente fuerza”, expresó, con la convicción de quien ha transitado un camino desafiante pero lleno de propósito. La misma fuerza que la sostuvo durante años, y que ahora deseaba transmitirle a su hija.
El nacimiento de Ema no fue solo la concreción de un deseo profundo, sino también el cierre de un proceso marcado por la fe, la paciencia y la convicción. Fue la llegada de un nuevo capítulo en la vida de Eugenia, construido desde el amor, el respeto y la esperanza.
