Alberto Fernández impulsa medidas en busca de reactivar la economía, tal como pidiera Cristina Kirchner en su carta. El gabinete se recompone en un contexto cuasi pospandémico. elecciones campaña
Sale el sol de viernes y al gobierno nacional le quedan 51 días para captar, antes del 14 de noviembre, los cuatro millones de votos que perdió este año a comparación de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de 2019. El oficialismo coincide en su juicio: es hora de que el presidente Alberto Fernández vire el timón hacia otro rumbo. Siguiendo la hoja de ruta que demarcara la vicepresidenta Cristina Kirchner en su carta, la campaña post PASO orbita un solo eje: la economía.
Es poco tiempo y son muchos votos. Para conseguirlos, la nueva estrategia del gobierno implica relegar la gestión de la pandemia como principal caballo de batalla electoral y erigir en su lugar la bandera del crecimiento económico. Con ese propósito anunció un urgente paquete de medidas post PASO que apuntan a recomponer la actividad. Parece ya no valer la defensa que hace solo 15 días hacía Alberto Fernández: “La mejor política económica que tuvimos fue la vacuna”.
“Con un poco más de platita en el bolsillo, la foto de Olivos no hubiese molestado tanto”, declaraba ayer a Radio Con Vos el candidato a diputado por Buenos Aires Daniel Gollán; y ampliaba: “Lo que más pesó fue la situación económica, que hay que corregir rápidamente”. Esa interpretación es bien compartida en el oficialismo, con Cristina Kirchner a la cabeza. Ya observaba en su mensaje post PASO: “Señalé que la actividad económica iba a tener consecuencias electorales”.
Durante la última semana se observó un verdadero relanzamiento de las políticas económicas del gobierno. El Ejecutivo anunció o adelantó toda una batería de medidas que buscan reactivar la producción y el consumo. Ayer, el ministro de Producción Claudio Moroni oficializó el nuevo mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, que aumenta a $175.000 (un 15%). La iniciativa se suma a la actualización del salario mínimo, que crecerá un 13% hasta fin de año, anunciada el martes.
Otras propuestas del paquete económico son: la implementación de un nuevo Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) u otra prestación similar dedicada a sectores particularmente afectados por la crisis como los jubilados; el fomento del turismo mediante programas nacionales; el financiamiento a pequeñas y medianas empresas y la generación de créditos especiales; ciertos casos de condonación de deuda; la extensión de planes ya existentes, y otras.
Prácticamente todas las políticas enumeradas tienden a resolver alguno de los problemas que Cristina Kirchner enunciaba en su carta. Entre ellos se cuentan el atraso salarial y de las jubilaciones, el descontrol de precios, la falta de trabajo y una “política de ajuste fiscal equivocada”, que fue uno de los mayores factores causantes de la derrota electoral según la vicepresidenta.
El Frente de Todos estará de acuerdo en que debería haber escuchado más a Bill Clinton en los años ‘90. “Es la economía, estúpido”, decía con potencia mítica el equipo de campaña del entonces candidato a presidente de los Estados Unidos. Por lo pronto, Cristina Kirchner y Daniel Gollán no son los únicos referentes del oficialismo que piden que prime la reactivación en la segunda etapa de la campaña electoral: varios voceros del frente de gobierno se expresaron en el mismo sentido.
En la lista se cuentan líderes del espacio como el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof, quien afirmó que “ahora se enfrenta la cuestión económica que nos plantea la pandemia”. El ministro de Economía Martín Guzmán asintió, en una entrevista brindada a Radio AM750. “Va a haber una modificación de las políticas económicas, es muy importante escuchar el resultado de las urnas”, declaró el miércoles.
El mismo día coincidió sin reparo nada menos que Alberto Fernández. “A la semana del resultado electoral, lo que hice fue promover el aumento del salario mínimo para que todos los salarios crezcan y le ganen a la inflación”, remarcó en un acto en José C. Paz. Asimismo, aseguró: “El resultado de las PASO dolió pero lo escuchamos, por eso aumentamos el salario mínimo”. La frase sintetiza a la perfección el viraje de rumbo en la campaña post PASO
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Tras la “catástrofe política”, como lo definió la expresidenta, el desafío del gobierno es doble, o triple tal vez. Toca olvidar las diferencias internas, desplegar con velocidad el aparato de campaña y conquistar algún margen del voto que fue esquivo en septiembre. Desde el lunes 13, la Casa Rosada se agita hacia adentro y afuera con ese fin en mente. En este marco, el recorrido post PASO describe más virajes que el relativo a la economía solamente.
Primero sobrevinieron los varios reemplazos en el gabinete, propulsados por un choque intrapartidario entre albertismo y kirchnerismo que tomó dimensiones feroces por momentos. El presidente oficializó los cambios este lunes. Cabe destacar que la tormenta dejó intacta la porción económica del gabinete, evidentemente ratificada por la vicepresidenta, como lo señala ella misma en su carta respecto a un supuesto pedido de renuncia a Guzmán.
Por lo demás, de los cinco nuevos ministros, tres (Juan Manzur, Aníbal Fernández, Julián Domínguez) comandaron una cartera durante algún mandato de Cristina Kirchner. En cuanto a los dos restantes, Jaime Perczyk actuó como secretario en un ministerio de la expresidenta y Daniel Filmus fue titular de otra en el gobierno de Néstor Kirchner. Queda clara la tradición que compone el nuevo gabinete, con funcionarios de larga experiencia política que representan al kirchnerismo histórico.
Cambió la bandera -gestión de la pandemia por economía- y cambiaron los integrantes -viejo gabinete por nuevo-. Por último, está cambiando el contexto: paralelo al paquete económico de la semana, el gobierno ha impulsado una serie de medidas de carácter sanitario que se caracterizan por implicar flexibilizaciones a las restricciones por el Coronavirus. La más resonante es la autorización a no utilizar el barbijo en la vía pública desde octubre, a decisión de cada provincia.
Con ello, la Argentina parece pisar firmemente sobre el terreno de la pospandemia. Diversas políticas sanitarias funcionan además en tándem con las económicas ya que posibilitan una reactivación mayor en este área. A ese efecto juegan medidas como la reapertura progresiva de las fronteras y la liberación de los viajes grupales y de egresados, por ejemplo.
Por ahora, el Ejecutivo sigue las directivas que Cristina Kirchner diera en su carta: “reorganizar y relanzar el gobierno”, que el presidente afirme su compromiso, y trabajar desde la gestión en “la economía y política”. La vicepresidenta ya llamó a ejecutar el resto del déficit previsto en el presupuesto 2021, en vistas de la “pandemia y delicadísima situación social”. La pregunta ya no es si Alberto Fernández obedecerá la sugerencia, sino si eso alcanzará para remontar el resultado electoral en noviembre.
