
La medida impulsada por parte del Ministerio de Educación de Capital Federal que regula el lenguaje inclusivo en las escuelas sigue generando controversia en el país. La misma fue anunciada oficialmente el pasado 10 de junio.
Continua el debate hacia la resolución 2022-2566 impulsada por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta y la ministra de Educación, Soledad Acuña. La misma prohíbe que los docentes usen formas no binarias o lenguaje inclusivo en los contenidos que dictan y entregan a los alumnos. Tampoco puede ser utilizado en la redacción de documentos oficiales por parte de los establecimientos. “Estamos sumando una nueva medida para mejorar la manera en la que nuestros chicos aprenden y adquieren el lenguaje”, afirmó Rodríguez Larreta.
El lenguaje inclusivo refiere al uso de una variante no binaria, es decir, ni masculina ni femenina. Se utilizan determinadas expresiones mediante el sufijo “-e” o incluyendo un pronombre no binario a los ya existentes. De esta manera, para designar “chicas” o “chicos”, se utiliza “chiques”, y para los pronombres la/las y ellos/ellas se utiliza la variante “les” o “elles”.
Este tipo de lenguaje es un fenómeno lingüístico que atraviesa a todos los niveles educativos. Este es el ejemplo de la Universidad Nacional de La Matanza donde actualmente muchos docentes comienzan a implementar este tipo de lenguaje. Cabe destacar que no es nuevo y se presenta en muchos países de Latinoamérica como, por ejemplo, en Uruguay desde 2010 y México desde 2015. Inclusive en Costa Rica donde la discusión sobre iniciativas no sexistas e inclusivas se da desde 1992.
En Argentina se realizaron dos estudios en más de 500 personas para comprobar si este lenguaje condiciona la comprensión. El primero comprobó que, en palabras estereotípicamente masculinas, el género masculino es menos eficaz que el inclusivo para representar un grupo de personas diversas.
Por otra parte, en el segundo se midió el tiempo de procesamiento de formas masculinas genéricas e inclusivas y se encontró que no había diferencias. La conclusión de ambos estudios arroja que el lenguaje inclusivo comunica mejor la diversidad de género y se procesa igual o más rápido que el masculino.
Se denomina como inclusivo ya que se propone visibilizar la diversidad de géneros y cuestionar la sobrerrepresentación masculina. Para evitar la exclusión de diversos grupos sociales y de la comunidad LGBTI+, muchos hablantes dejaron de utilizar una concepción binaria de las identidades. De esta manera, comenzaron a usar este tipo de lenguaje que no identifica a su destinatario con un género determinado.
La nueva normativa no solo generó un debate en la sociedad, sino que también, en el sector político. Así, se presentaron dos amparos con el fin de evitar que el efecto de esta medida sea irreversible. El primero fue por parte de la legisladora porteña del Frente de Todos Laura Velasco, junto a la Coordinadora Argentina por los Derechos Humanos (CADH). Consideran la normativa como “antidemocrática” al argumentar que “no hay ningún fundamento científico/académico” que compruebe que el lenguaje inclusivo dificulta las practicas del lenguaje.
“Esta medida es absurda y reaccionaria”, destacó Celeste Fierro autora del segundo amparo junto a Vanesa Gagliardi. Por su parte, Soledad Acuña planteó que “la utilización de estas nuevas incorporaciones que rompen las convenciones del lenguaje generan un obstáculo”. En relación a esto, un estudio reciente en Twitter muestra que únicamente las palabras “todes”, “chiques”, “amigues” y “elles” reúnen el 74% de los usos inclusivos. Esto significa que no es un género gramatical no binario en la lengua española, sino un fenómeno de creación léxica.
“Los resultados de las evaluaciones de 2020 y 2021 mostraron un aumento en la cantidad de chicos que no pudieron responder a las expectativas de aprendizaje”, aseguró Larreta. Respecto a esto, los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios del Consejo Federal de Educación señalan que la escuela debe alentar la reflexión sobre el lenguaje. El fin es conocer cómo funciona el género gramatical y entender el surgimiento de formas no binarias.
Esta nueva normativa sigue generando controversias frente a la educación que se brinda en las escuelas de Capital Federal. El debate gira en torno a la falta de referencias para determinar si estos nuevos usos son correctos, sobre todo porque no están reglamentados oficialmente. El gran argumento en contra es que no existe ningún estudio que compruebe que el uso del lenguaje inclusivo condicione el aprendizaje de los alumnos. Por su parte, la Ministra de Educación afirmó: “Como toda normativa se tiene que cumplir, y si no se cumple hay un proceso administrativo disciplinario”.
Por su parte, el territorio matancero atraviesa un momento de crecimiento y expansión de los temas relacionados a género y diversidades. El lenguaje se constituye como una herramienta que se utiliza para transmitir y formar a más jóvenes y niñes en torno a políticas inclusivas.
Es así como, en diversos establecimientos del distrito, como en la Universidad Nacional de La Matanza, el lenguaje inclusivo forma parte del dictado de las clases. Asimismo, también se considera parte de la lucha política por más y mejores derechos.
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